Zapateo

Este fin de semana se ha celebrado el show de Zapatero en Zaragoza. No ha habido ni zaragata ni zapatiesta. Nadie ha dado un zapatazo sobre la mesa como Kruschev en la ONU ni le ha lanzado un zapato a los morros como el periodista iraquí Muntazer al Zaidi a Jorge uve doble Bush. No ha habido zarabanda ni nadie le ha zurrado la badana a Zapatero. Todo lo contrario: ha habido amistad, compañerismo, mecheritos encendidos, botecitos y saltitos de la canditata Almunia. Y nuestra prosaica Mayte Pérez que aparece en todas las fotos amarradita a la cintura de los pepiños, patxis y leires. El botellón que se han montado los socialistas, ha sido, según leo en un periódico, como ir al psicólogo. Después de tantos meses de crisis de ansiedad y de la otra, necesitaban una terapia colectiva, unos ejercicios espirituales, un “powwow” de la tribu o de la secta. Para desengancharse del Prozac y del Tranquimazin. Y para cantarle las alabanzas al Jefe. El peloteo ha sido indecente. José Blanco calificó a Zapatero como “el mejor socialista de la historia”. No aclaró si de la historia de España, mundial o galáctica, suponiendo que haya socialistas en otras galaxias. Tampoco se ha quedado corto Manuel Chaves, que ha elogiado “la grandeza de su liderazgo”. Nuestro Marcelino Iglesias, con ese tono sumiso que le caracteriza, no ha dudado en ofrecerle a Zapatero “el apoyo sólido y rocoso para las elecciones de 2012” y añadir a continuación que “respetamos tus tiempos y tu decisión”. A todos estos dirigentes, sólo les ha faltado pronunciar esas palabras echados de espaldas y ofreciendo su garganta y sus partes más vulnerables, como hacen los perros, para mostrar su sumisión al amo. Claro que también puede interpretarse de otra manera, como ha escrito un sagaz columnista: que estos elogios sean el discurso de la entrega del reloj o la pluma a los que se van a jubilar o la necrología de una muerte política anunciada. Se han cuidado todos los detalles: sobre el escenario, junto al logo del PSOE y el eslogan del encuentro, La fuerza de un gran país, el nombre de Zapatero repetido cuatro veces. Me recuerda a lo de Franco, Franco, Franco, Franco…
Evaristo Torres Olivas