“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 7 de febrero de 2011

El uranio enriquecido

El barullo de las pensiones no es un asunto económico; es político. Y manipulado por los que detentan el poder. Si se escucha lo que dicen el Gobierno, los analistas y los expertos que aparecen en los medios, da la impresión de que no hay alternativa. Apelan a la demografía y la prolongación de la vida como factores objetivos que justifican las medidas tomadas. Claro que solamente oímos a unos expertos: los que confirman las tesis de los que quieren que nos jubilemos a los 67 años. Hay otros muchos expertos y analistas que no comparten la inexorabilidad de las medidas. Pero esos no son invitados a aparecer en los medios controlados por los poderosos. Más o menos lo mismo que hace el de la agencia que nos vende un piso de segunda mano. Nos dirá que el piso es muy soleado, está bien situado, con un colegio a cien metros, ambulatorio, piscina municipal y centro comercial. Nos ocultará que el edificio sufre de aluminosis, que hay grietas en los sótanos y que cuando llueve sube un pestazo por las cañerías que echa para atrás. Se las apañará para que no podamos hablar con otros propietarios que nos cuenten esas cosas que impedirían que compremos el piso y al de la agencia cobrar su comisión. Si se quiere vender la burra, hay que disfrazarla como sea. Y en el asunto de las pensiones, nos han disfrazado al borrico. En esto de la jubilación, como ante cualquier otro problema, las soluciones no son únicas. Existen alternativas. Imaginemos una familia con mil euros de ingresos mensuales y que gastaba cien en calefacción. Sube el precio del crudo y los gastos de calefacción ascienden ahora a doscientos. Como es una situación insostenible para esa familia, deciden tomar medidas. El padre, que se va a las ocho de casa y vuelve a las 10 de la noche, y es un egoísta de tomo y lomo, propone que se apague la calefacción durante el tiempo en que él está ausente y que la familia vea la tele con el abrigo y con guantes. La madre, mucho más sensata, piensa en bajar tres grados la temperatura para ahorrar. El abuelo, que de tonto no tiene un pelo, sugiere cambiar las ventanas y mejorar el aislamiento de la casa; la abuela María dice que ha visto unas estufas en el centro comercial que consumen “pellets” y ahorran el 50% de combustible con respecto al gasóleo. Cristina, la hija pequeña, propone irse a vivir a Canarias porque allí no hace falta calefacción. David, el hijo mayor que estudia empresariales, opina que lo que tiene que hacer su padre es pedir que le suban el salario doscientos euros y dejarse de monsergas. Finalmente, Alicia, la novia de David que es una entusiasta de la física, sentencia que con un puñadico de uranio enriquecido tienen calefacción para cien años. Hay otras posibilidades: irse a vivir a casa de los vecinos en los meses de invierno, gastar menos en cine y salidas de fin de semana, dejar de ir a las clases de taekwondo y gimnasia rítmica, dormir con el cochino porque da calor. Cualquiera de estas propuestas soluciona la factura de la calefacción pero unas consiguen que te jodas de frio y otras no. Unas son razonables y otras descabelladas. Con lo de las pensiones pasa lo mismo. La factura de las pensiones se puede pagar de varias maneras. Una es retrasar la edad de jubilación y aumentar el periodo de cotización como lo que han hecho. Con esta se consigue reducir los beneficios: joderse de frio o bajar tres grados la temperatura. Otras posibilidades serían que en lugar de reducir los beneficios, se incrementaran los ingresos del Estado: cambiar el sistema tributario, el sistema de financiación de la Seguridad Social, hacer que no solamente las rentas de trabajo sino también las de capital contribuyan a la financiación, hacer aflorar la economía sumergida que está más cerca del 25 que del 20 por ciento, eliminar los paraísos fiscales, las televisiones autonómicas que acumulan un enorme déficit público. Eliminar las duplicidades en las administraciones, racionalizar el gasto suprimiendo asesores, coches oficiales, pensiones, asignaciones e indemnizaciones abusivas. Al igual que con el ejemplo de calentar la casa, con las pensiones también hay varias alternativas. Unas son razonables y otras, no. En en materia de pensiones, entre la gama de posibilidades que van del joderse de frío al puñadico de uranio enriquecido, se ha optado por la congelación.

Evaristo Torres Olivas

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Nos quejamos de vicio. Ahora por cuatro perras tenemos un plumas "made in china" para que no notemos tanto la congelación. En lugar de salir por ahí a gastarnos las perras, nos quedamos en casica viendo como hacen las migas con chorizo en los del pueblo de al lado. Los viajes del INSERSO, no los han recortado, que yo sepa, y a mi me ofrecieron el año pasado una invitación para ir a ver las carretas a "Motorland", así que, no nos quejemos tanto.

Anónimo dijo...

En octubre de 2009, la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda, expuso un Plan Especial de Actuación de la Administración Tributaria, que pretendía incrementar el control fiscal y que iba destinado a aquellos que no pagaban impuestos. Indicaban que si se aplicasen sus solicitudes (quien lo tenía que autorizar era el gobierno) la recaudación aumentaría de forma directa e indirecta en más de 100.000 millones de euros en 4 años (no me he equivocado con la cifra). También cifraban el alcance de la economía sumergida en 70.000 millones de euros.

El gobierno no ha hecho caso a estas indicaciones; controlando fraude fiscal y, consiguientemente, la economía sumergida (aunque solo fuese en un 50%) se solucionaba el problema de las pensiones en España y sin Tv. autonómicas, me atrevo a aventurar, que habría hasta para el “Cheque bebe”.

Emma Báez dijo...

La pena es que ellos siguen teniendo calefacción, y nosotros a jodernos de frío y de todo.
He estado un tiempo sin poder seguirte a diario, las circunstancias me lo han impedido. Y debo felicitarte de nuevo por todo Evaristo. Muchas gracias por tus palabras y por tu espíritu.

Anónimo dijo...

No recuerdo el dato, pero además resulta que la Seguridad Social tuvo superávit en 2010 de varios miles de millones de euros.
Lo único que hacen es acostumbrarnos a perder, a que si ellos dicen "a" va a ser "a" sí o sí.
Para una mente neoliberal el que haya cosas comunes, públicas, "gratuitas", etc... es un insulto, les es intolerable no poder lucrarse con nuestra salud o nuestro futuro. Además, por supuesto de la pérdida de una "oportunidad de negocio".
Y en manos de esta gente estamos, de los que hacen negocio con cualquier cosa, con TODO sin excepción, convertido en fuente de beneficio para una empresa.
Los escrúpulos, a los que les quedan, los matan en su cabeza: nada debe amenazar el incremento anual de beneficios en la cuenta de resultados.

Saludos