El PSOE y otros partidos que actúan de la misma manera carecen de ideología, en unos casos; si la tienen, es ambigua, en otros. Y lo peor de todo, que no hay correspondencia entre lo que dicen y lo que hacen. Los resultados los estamos viendo en toda Europa, donde elección tras elección ganan las derechas. Y todo ello a pesar de que las políticas de unos, la autodenominada izquierda socialdemócrata, y de otros, la derecha, se diferencian en muy poco. Si nos fijamos en la trayectoria del PSOE, vemos como poco a poco ha ido renunciando, en la práctica, a sus ideas de izquierda. Recurre a las privatizaciones, a las ayudas a los bancos, a la eliminación de los derechos de los trabajadores que tanto esfuerzo ha costado conquistar. No ha dudado en someterse a los dictados de los mercados--esa oscura entelequia que reúne a todos aquellos que no han sido elegidos por nadie--en detrimento de los ciudadanos que son los que con sus votos dan legitimidad a los Gobiernos. Pero por otro lado, aunque las políticas del PSOE son de derechas, para los dueños del Imperio, los Estados Unidos, el mero hecho de llevar en las siglas las palabras socialista y obrero, genera dudas y desconfianza. Por eso en los informes de la Embajada americana en Madrid, filtrados por Wikileaks, se dice que “las pretensiones de Zapatero son propias de una izquierda trasnochada y romántica”. Zapatero, para los americanos, es un diablo con rabo, tridente y olor a azufre. Si a eso añadimos que, gracias a la fuerza de propaganda de los institutos y “think tanks” de la derecha, ha calado en la sociedad la creencia de que la derecha gestiona mejor, que la iniciativa privada es más eficiente que la pública y que cuanto menos Estado, mejor, nos encontramos con la actual situación, en la que los mercados se llevan los beneficios en los buenos tiempos, y en los malos exigen que los Estados socialicen las pérdidas. Y con todo eso, a pesar de que Zapatero le hace el trabajo sucio a la derecha, todavía es percibido en las filtraciones de Wikileaks como “un político cortoplacista que supedita los intereses comunes al cálculo electoral”. Los que manejan los mercados son insaciables. Y el PSOE perderá las elecciones.
Evaristo Torres Olivas
sábado, 4 de diciembre de 2010
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