Zapatero se ha reunido en la Moncloa con 35 grandes empresarios y dos grandes empresarias. Verlos bajar de sus cochazos acojona. No son cualquier cosa: según leo, las empresas que dirigen generan la mitad del PIB y sus beneficios anuales rondan los 40 mil millones de euros. Botín, Isidoro de El Corte Inglés, Mariano, de Telefónica, José Manuel Lara, Florentino, etc. Para echarse a temblar. Estos son de los que les das un euro, te prometen que te devolverán tres y cuando llega el momento de la verdad te dan diez céntimos y encima hay que estarles agradecidos. Son el aceite, el tres en uno, que hace girar la rueda del capitalismo. Sin ellos, el tiovivo se para y nos vamos todos a ocupar una plaza en esa empresa de brazos caídos llamada desempleo. Los empresarios españoles aman a España, estoy seguro. Son unos grandes patriotas que luchan día a día por el bien del pueblo. Sin ellos no tendríamos ni hipotecas, ni teléfonos móviles, ni primaveras en el Corte Inglés, ni Ronaldos ni Mourinhos; tampoco bonos basura, contaminación, pymes que cierran, autónomos al borde de la extinción, tenderos de barrio con la persiana bajada. Nada de nada. Cero patatero. Y hablando de patriotismo, me he acordado de cuando hice la mili. Nos decían que había que amar a la Patria como a nuestra madre. Que por España estábamos dispuestos a derramar hasta la última gota de sangre si menester fuera. Los asistentes a esa reunión, salvo las dos mujeres, por su edad, son de los que hicieron el servicio militar obligatorio, salvo que tuvieran los pies planos, más de cuatro dioptrías o ser hijos de padre sexagenario. Al igual que yo, jurarían defender a España con su vida. La mayor gloria que puede tener un español es el privilegio de morir por la Patria. Todo por la Patria, como se podía leer en los cuarteles de la Guardia Civil. En estos momentos en que España es atacada por los mercados, esos bárbaros sin Patria y sin Dios, a nuestros empresarios no les pedimos defenderla, de momento, con su vida. Bastaría que renuncien durante un año a los beneficios. Si como patriotas están dispuestos a dar la vida por “Ejpaña”, no se negarán a regalar unos míseros 40 mil millones de euros. Con ese pequeño paso para ellos, pero un gran paso para España, dentro de nada, podrían reunirse de nuevo con el presidente y declarar todos a una: En el día de hoy, cautivo y desarmado el Mercado, han alcanzado los empresarios nacionales sus últimos objetivos. La crisis ha terminado. Y Zapatero podría sacar pecho y citar el artículo 128 de nuestra Constitución: “Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general”.
Evaristo Torres Olivas
lunes, 29 de noviembre de 2010
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