“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

sábado, 6 de noviembre de 2010

La Papisa

Las declaraciones públicas de algunos de nuestros políticos me hacen cuestionar su salud mental. Salvo que se tenga algún tipo de desequilibrio, no es posible que se puedan pronunciar algunas de las barbaridades que escuchamos. Con motivo de la vista del Papa, a nuestra paisana Luisa Fernanda Rudi, lideresa del PP en Aragón y peso pesado del PP nacional, no se le ocurre otra cosa que declarar en Madrid que Zapatero tiene la obligación de asistir a la misa que el Papa oficiará en Barcelona, ya que se trata la visita oficial de un jefe de Estado. Doña Luisa Fernanda es más papista que el papa. El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, ha declarado: “Nadie está obligado a participar en una misa. Las personalidades políticas pueden a veces participar en celebraciones. Pero pueden también considerar más coherente no hacerlo, si no se identifican personalmente con el significado de la misa. Esta es también una elección perfectamente comprensible y respetable”. Se entiende que el portavoz, que no es precisamente un ateo anticlerical, transmite la opinión del Vaticano. Pero a la señora Rudi, esas palabras le deben parecer una muestra de debilidad y de claudicación de la Iglesia. Pongamos las cosas en su sitio: del Papa como líder espiritual de los católicos, nada tengo que decir; cada cual puede creer en lo que quiera siempre que no intente imponer sus creencias a los demás. Las creencias son un asunto privado. Pero como jefe de Estado, el Papa se merece, a mi entender, muy poco respeto. Es el monarca absoluto, que concentra todo el poder legislativo, ejecutivo y judicial, de un territorio más pequeño que la finca de un torero. No llega al medio kilómetro cuadrado. La población de esa teocracia es de 800 personas de las cuales la mitad goza del derecho de ciudadanía vaticana; el resto pueden vivir en la finca pero sin derecho de ciudadanía. El Estado Vaticano y Bielorrusia son los dos únicos estados europeos que no han firmado la Convención Europea de los Derechos Humanos. Estos datos son más que suficientes para demostrar que ese tipo de jefe de Estado no merece ningún respeto por parte de un estado democrático.
La propuesta de dona Luisa Fernanda es ridícula. Según ella, si cuando mandaban ellos nos hubiera visitado el gurú, o como se llame, de los Hare Krishna, Aznar debería haberse rapado el pelo, ponerse una túnica naranja, tocar la pandereta y dar saltitos cantando el hare, hare. Eso sí, conservando el bigote.

Evaristo Torres Olivas

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