“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 22 de octubre de 2010

Ser o no ser

El profesor Hawking acaba de publicar un nuevo libro en el que afirma que se puede perfectamente prescindir de Dios para explicar la creación del Universo. Ya he encargado el libro. Sé que voy a sudar y que me voy a acomplejar. Pero soy así: me gusta torturarme de vez en cuando. Mi cerebro de mosquito en temas científicos no alcanza a comprender las explicaciones de la teoría cuántica, las cuerdas, las supercuerdas y otros conceptos que manejan los físicos. Pero yo sigo erre que erre. Con la Iglesia no me acomplejo sino que unas veces me cabreo y otras me río. Para responderle a Hawking, una lumbrera española, el obispo de Oviedo, ha afirmado que Dios “es el creador del Universo, desde hace mucho tiempo”, para añadir a continuación, como prueba irrefutable, que “existe Dios y la vida lo sabe”. No me voy a meter en berenjenales porque carezco de los conocimientos científicos, filosóficos y teológicos necesarios para poder escribir tres frases coherentes sobre este asunto de la existencia o no de un creador de mundo mundial y universal. Y también por respeto a los miles de creyentes que con su fe y sus tradiciones encuentran un sentido a su vida y son felices. Ahora, lo que sí tengo bien claro es que si Dios existe, la Iglesia católica hace todo lo posible para que la gente no se lo crea. Tontadas como las del monseñor de Oviedo, más propias de un monólogo de humor o de una antología del disparate, consiguen que muchas ovejas y corderos se alejen del rebaño. Son de esos argumentos absurdos, como el de esos padres que, abrumados por las preguntas encadenadas de sus hijos pequeños, acaban gritando enfurecidos: esto es así porque lo digo yo. Y punto. Tampoco contribuyen mucho al mantenimiento de la fe en la Iglesia las noticias que día tras día leemos en la prensa. La última, de hace unos días, viene encabezada por los siguientes titulares de un diario, que comenta las conclusiones de una comisión independiente que ha investigado los abusos del clero en Bélgica desde los años sesenta hasta mediados de los ochenta: “Curas belgas: 475 niños violados, entre ellos uno de 2 años. Trece víctimas se suicidaron”. Ver para no creer.

Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

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