Si se repasa la trayectoria de personas como Zapatero, Blanco, Marcelino Iglesias, Eva Almunia, Leire Pajín y otros muchos, comprobaremos que, al margen de la política, nunca han hecho nada. Al acabar los estudios, en unos casos, o tras el fracaso escolar, en otros, se montaron encima de la política y de esa burra no los apea ni dios. Antes, los padres les decían a los hijos: si no quieres estudiar, te enganchas al aladro o a la pala de amasar cemento. A las hijas ni siquiera eso, porque, en una sociedad machista, se consideraba que la mujer no necesitaba estudiar; solo coser, guisar y ponerse guapa para pescar un buen marido. Y darle muchos hijos. Lo resumía muy bien ese santo varón aragonés, Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, cuando se iba de bolos a comerle el tarro al personal: “procura tenerlo [al marido] contento siempre. Cuando viene el marido de su trabajo, arréglate, ponte guapa y cuando pasen los años, arréglate un poco la fachada, como se hace con la casa. Él te lo agradecerá tanto, tanto. Ten picardía, que tenéis vosotras la culpa cuando las cosas no van bien. Comprendedlo, disculpadlo, perdonadlo, mimadlo”.
Hemos avanzado, afortunadamente. Se ha universalizado la enseñanza, tanto para hombres como para mujeres, y se ofrece una alternativa mucho mejor para los desertores del aladro, del tabaque o de la tiza: la política. Para labrar bien, bordar o enseñar, se necesitan conocimientos, esfuerzo, madrugar, quemarse la vista o pasar frio. Para ser político, nada. Hace años, cuando nacía un hijo, los padres lo hacían socio de su club de fútbol, de su peña o de una sociedad gastronómica o musical. Hoy, unos padres que quieran a sus hijas y a sus hijos, lo primero que deben hacer, después de pasar por el registro civil, es regalarles el carné del PSOE, el PP o el PAR. Si la niña o el niño les sale listo, tal vez decida ganarse la vida dignamente; pero si se le atragantan los libros, el carné del partido le abrirá más puertas que dieciocho diplomaturas del plan Bolonia. ¿Para qué ser un puto maestro mil y pico eurista, si se puede ser político y cobrar seis mil? Sin antigüedad ni trienios, que esos, a los políticos, se los pagan aparte. Y también las dietas.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
jueves, 28 de octubre de 2010
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4 comentarios:
Y son los únicos que cobran dos pagas del erario público. Para eso sí que tuvieron unanimidad. la solución es la abstención, lo que ocurre es que hay tanto estómago agradecido, que el porcentaje de votos es elevado. Para dedicarse a la política es necesario que se conozca mínimamente "el paño" ya que si no pasa lo que pasa:cualquier analfabeto decide por nosotros.
la abstención activa, no la pasiva
Que tengan o no currículos académicos brillantes no garantiza nada. La República contó con la flor y nata de la intelectualidad de su tiempo y fracasó para desgracia de este país, entre otras muchas cosas, porque no sus protagonistas no aterrizaron en la realidad de las gentes de esta compleja "piel de toro". A un político con poder le pediría capacidad de gestión, honestidad y agudeza para buscar a los colaboradores que llenen sus carencias. Creo.
Lo que diferencia a un ministro de economía que sabe del tema a uno que no tiene ni idea, es sólo eso: que uno te jode con unas medidas "avalado" por sus conocimientos y el otro te jode con las mismas medidas sin tener ni idea.
¿Acaso eligen de verdad qué hacer o son correas de transmisión de la voluntad de los dueños de la economía mundial?
Ejemplos recientes tenemos.
Saludos
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