No puede ser. No es verdad. Es increíble. Cinco veces he leído la tribuna de don Javier Arnal, publicada en el Diario de Teruel el día 9 de mayo. Es imposible que una persona que se autodefine como periodista pueda escribir esas cosas. Que intervengan la Asociación de la Prensa y los Colegios de Periodistas. Que desmientan que este señor es periodista, que defiendan la dignidad de los periodistas y que desenmascaren a los intrusos. Un periodista puede ser de izquierdas, de derechas o de medio centro. Puede opinar, criticar. Lo que no es tolerable es que manipule, difame, siembre rumores sin prueba ninguna. Un periodista se informa, investiga, contrasta fuentes, entrevista a testigos y después puede opinar, incluso equivocarse, pero siempre desde la honestidad y el rigor. El señor Arnal, en su artículo, arremete contra la masonería, contra Zapatero, contra el PSOE. Extiende rumores de conspiraciones secretas. Sin ningún tipo de prueba, citando a fuentes tan de fiar como Ricardo de la Cierva o César Vidal. Es vergonzoso que personas como el señor Arnal, que ya ha pasado de los cincuenta, que se supone que tiene cierta formación, puedan escribir sandeces de tal calibre. Y no son sandeces porque critique a la masonería, que puede criticarse, como lo puede ser el Opus Dei o la Iglesia Católica, organizaciones a las que él pertenece. Las sandeces se producen cuando los argumentos utilizados son absurdos, simplistas, cuyo único fin es intoxicar a los ciudadanos. Recurre el señor Arnal a las mismas patrañas y falsedades que el dictador Franco cuando a todas horas nos bombardeaba con que la culpa de todos los males de España la tenían los masones y los rojos. Ser de derechas es una opción respetable. Lo que no es respetable es atacar a los que no piensan como uno con falsedades y opiniones de historiadores de medio pelo, que carecen de cualquier prestigio o reconocimiento académico. El señor Arnal puede hablar y criticar a la masonería si así lo cree, pero que lo haga con rigor, con datos, con documentos y no desde los prejuicios, la insidia y el odio. Dice el Papa en Portugal: “Las grandes persecuciones a la Iglesia no vienen de fuera, sino de los pecados que hay dentro de ella". Opina Arnal: “Se ha desatado una campaña contra la Iglesia; los masones la están dirigiendo”. Más papista que el Papa. Una vergüenza para toda una profesión: la de periodista.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DdT 9/7/2010
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