“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 19 de julio de 2010

Vergüenza

No puede ser. No es verdad. Es increíble. Cinco veces he leído la tribuna de don Javier Arnal, publicada en el Diario de Teruel el día 9 de mayo. Es imposible que una persona que se autodefine como periodista pueda escribir esas cosas. Que intervengan la Asociación de la Prensa y los Colegios de Periodistas. Que desmientan que este señor es periodista, que defiendan la dignidad de los periodistas y que desenmascaren a los intrusos. Un periodista puede ser de izquierdas, de derechas o de medio centro. Puede opinar, criticar. Lo que no es tolerable es que manipule, difame, siembre rumores sin prueba ninguna. Un periodista se informa, investiga, contrasta fuentes, entrevista a testigos y después puede opinar, incluso equivocarse, pero siempre desde la honestidad y el rigor. El señor Arnal, en su artículo, arremete contra la masonería, contra Zapatero, contra el PSOE. Extiende rumores de conspiraciones secretas. Sin ningún tipo de prueba, citando a fuentes tan de fiar como Ricardo de la Cierva o César Vidal. Es vergonzoso que personas como el señor Arnal, que ya ha pasado de los cincuenta, que se supone que tiene cierta formación, puedan escribir sandeces de tal calibre. Y no son sandeces porque critique a la masonería, que puede criticarse, como lo puede ser el Opus Dei o la Iglesia Católica, organizaciones a las que él pertenece. Las sandeces se producen cuando los argumentos utilizados son absurdos, simplistas, cuyo único fin es intoxicar a los ciudadanos. Recurre el señor Arnal a las mismas patrañas y falsedades que el dictador Franco cuando a todas horas nos bombardeaba con que la culpa de todos los males de España la tenían los masones y los rojos. Ser de derechas es una opción respetable. Lo que no es respetable es atacar a los que no piensan como uno con falsedades y opiniones de historiadores de medio pelo, que carecen de cualquier prestigio o reconocimiento académico. El señor Arnal puede hablar y criticar a la masonería si así lo cree, pero que lo haga con rigor, con datos, con documentos y no desde los prejuicios, la insidia y el odio. Dice el Papa en Portugal: “Las grandes persecuciones a la Iglesia no vienen de fuera, sino de los pecados que hay dentro de ella". Opina Arnal: “Se ha desatado una campaña contra la Iglesia; los masones la están dirigiendo”. Más papista que el Papa. Una vergüenza para toda una profesión: la de periodista.

Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DdT 9/7/2010

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