Escribo estas líneas antes de que termine la huelga de los funcionarios públicos. Las primeras cifras que me llegan son las de que ha sido un fracaso, según el gobierno, y un exitazo, según los sindicatos. El fracaso se cifra en un once por ciento de participación y el éxito, en más del ochenta por ciento de los funcionarios en la calle. Está claro que alguien miente, Gobierno o sindicatos. O que son unos cenutrios que no saben contar. Y si no saben contar, deberían estar fuera del Gobierno y del sindicato. Aunque hay un individuo, al que llamaré simplemente impresentable, para evitar consumir el resto de estas veinticinco líneas con insultos, que ha declarado ante el baile de cifras: "Al Gobierno le pagan por minusvalorarlas y a nosotros, por hincharlas". El impresentable se llama Enrique Fossoul, de la Federación para la Ciudadanía de CCOO. Este señor, por llamarlo de alguna manera, es de los que hacen cierta la expresión de que en cualquier conflicto, la primera víctima es la verdad. Un elemento, por seguir llamándolo de alguna manera, que está convencido de que le pagan por mentir. Me produce arcadas comprobar que unas organizaciones imprescindibles como son los sindicatos tengan en sus órganos directivos a sujetos de esa catadura moral. Si yo fuera un afiliado de Comisiones Obreras—lo fui en una etapa de mi vida laboral—lo primero que pediría sería que echaran a patadas del sindicato a fulanos como Fossoul. Un tipo que cree que le pagan por mentir, lo mismo nos engaña con el número de manifestantes, que con las cifras de afiliación, la financiación de su sindicato o las cláusulas secretas que haya podido negociar en un convenio. Resulta descorazonador comprobar cómo organizaciones que nacen con propósitos nobles, con el paso del tiempo se van corrompiendo con la presencia de elementos de la ralea de Enrique Fossoul. He escuchado en Internet dos videos con intervenciones de este espécimen que me confirman que efectivamente es un dirigente mediocre, oscuro, que se limita a leer torpemente cuatro obviedades, repetidas hasta la saciedad, y con menos convicción que un ateo obligado a rezar el padrenuestro. ¡Estamos “apañaos”!
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DdT 12/6/2010
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5 comentarios:
Hace años que los "menticatos" no pintan nada en nuestra sociedad. Son un estado añadido, caro, que no aporta y que sólo chupa subvenciones. Tanto recorte y con quitarles a ellos el dinero que se les da gratis, tal vez no sería neceario que a los funcionarios se les descontara ese dinero. Pero que no se preocupen, que antes se irán otros a la mierda que ellos. Aún estoy esperando al representante sindical por mi trabajo...
En la página web del Ministerio del Interior puedo ver los resultados de las elecciones municipales del más recóndito Ayuntamiento de España, por poner un ejemplo. Ahora bien, los resultados de las elecciones sindicales no aparecen por ninguna parte. Me gustaría conocer los resultados de las últimas elecciones sindicales en la Administración Pública aragonesa: porcentajes de participación, número de votos obtenidos por cada central sindical, número de delegados, número de liberados por sindicato, etc.
Únicamente encuentro autopropaganda de que tal o cual sindicato ha ganado las elecciones en tal o cual sector.
Parece como si estos datos fueran un tema tabú, alto secreto, misterios de lo desconocido, fenómenos sin explicación; ni el Iker Jiménez daría con ellos.
¡Ah!, y algo que no tendría precio sería que figurase la afiliación sindical de cada cargo de la administración pública elegido a dedo.
¡Qué malo soy!
Hay cosas que parecen intocables en este país, además de la monarquía y la transición, y una de ellas es la financiación sindical. Nos cuesta a todos un montón de dinero y nadie parece decir nada. Hoy alguien los pone en su sitio:
http://www.abc.es/20100616/opinion-columnas/llaman-sindicato-201006160554.html
Opino que Fossul no estuvo muy a la altura de lo que cabría esperar de un dirigente sindical, pero creo que quizás en tu artículo has hecho una deducción injusta al considerar que el sindicalista valora la mentira como normal, y que además él y todos los demás del sindicato lo practican.
Los datos sobre el seguimiento de las huelgas siempre son imprecisos. Por una parte en la Administración Pública existen servicios mínimos que son el 100% de la plantilla, como por ejemplo en la Atención Primaria de Salud. Si en un Centro de Salud hay 30 trabajadores y todos/as tienen que ir a trabajar, el gobierno cuenta que ha hecho huelga 0 y los sindicatos cuentan a los 30 como huelguistas. Es de suponer que si hubieran podido hacer huelga alguno la habría seguido, quizás no el 100%.
Pertenezco al mismo sindicato y a la misma Federación que Fossul, lo conozco poco pero no me consta que sea un mentiroso ni un vividor. El tiempo que llevo en comisiones afiliada he visto sinceramente más personas dispuestas a trabajar que a vivir del cuento. Hay muchos/as delegados y delegadas cuya labor la ejercen dignamente y que son de gran ayuda para muchos y muchas de sus compañeros y compañeras, y que trabajan mucho, quitando tiempo a su vida personal.
Partiendo de que los sindicatos deben mejorar muchas de sus actuaciones, me duele oír el discurso mayoritario de los últimos tiempos: el dinero que reciben del Estado, lo vendidos que están al Gobierno,etc.
Por no extenderme más diré que la mayoría de lo que se dice por ejemplo sobre la financiación es falso. Comisiones Obreras tiene más de un millón de afiliados/as, UGT también cercano al millón. Cada afiliado/a paga alrededor de 12 euros al mes de cuota sindical. Hagan los cálculos y verán que la financiación sindical en un 90% es a cargo de los y las propios/as afiliados/as.
Lamentablemente cualquier comentario sirve para atacar a los representantes de los trabajadores, pues parece que hacer desaparecer a los sindicatos es uno de los objetivos que se ha propuesto el sistema socioeconómico vigente, y aquí se suman los medios de difusión afines.
Es un derecho poder opinar sobre lo que uno desee,la lástima es que se de alas a los que, más que indignarse porque un representante de los/as trabajadores/as no ejerza su labor correctamente, les gustaría que estos, más o menos mentirosos, más o menos bocazas, desaparecieran de una vez del panorama.
Si opinas que Fossul no estuvo a la altura, coincidimos. En mi artículo no he dicho que un sindicalista valora la mentira como normal. He reproducido las palabras de Fossul: “"Al Gobierno le pagan por minusvalorarlas [las cifras] y a nosotros, por hincharlas". La historia que cuentas sobre los servicios mínimos y cómo se cuentan, es insostenible. Si 30 trabajadores de la sanidad son servicios mínimos, se podrá protestar, se podrá decir que son excesivos, pero lo que no se pueden hacer es contarlos como huelguistas. A eso se le llama la cuenta de la vieja, o para decirlo en fino, los psicólogos lo llaman el efecto de tendencia a la confirmación. Hay dos formas de aproximarse a la realidad: una, no computar los servicios mínimos ni como huelguista ni como no huelguistas; la otra, aplicar a los servicios mínimos la media que se da entre los que no son servicios mínimos. Si entre todos los trabajadores de la sanidad que podían hacer huelga, lo han hecho el 50 por ciento, pues se aplica el mismo porcentaje a los de los servicios mínimos. De todas formas, la diferencia entre un 11 por ciento y un 80 por ciento es inadmisible.
Yo creo que los sindicatos son no solamente necesarios sino imprescindibles. Lo que no creo es en el corporativismo. Yo conozco bien los sindicatos: por dentro, como afiliado que fui y por fuera como Director de recursos humanos en varias multinacionales. Este no es el lugar para polemizar sobre el asunto pero te podría relatar historias de sindicalistas admirables, íntegros, preparados y otras de auténticos zoquetes, deshonestos, y a los que se les vendía una burro cojo como si fuera un caballo de carreras. No voy a entrar en porcentajes ni del 11 ni del 80 por ciento, para no hacer como Fossul.
Sobre las cifras de afiliados y de financiación, no es que no te crea, es simplemente que no son trasparentes. He entrado en la web de CCOO y en ninguna parte he visto ni datos de afiliación total ni un resumen de las cuentas del sindicato (tal vez no haya sabido encontrarlo). Una organización democrática debe ser transparente, tanto para los afiliados como para el resto de los ciudadanos. Hoy en día, con las facilidades que ofrecen las tecnologías de la información, es algo que no cuesta nada hacer llegar a todas partes. Si se publicasen esas cifras, a lo mejor no había tanta diversidad de opiniones sobre la financiación de los sindicatos. De todas formas, yo pienso que un sindicato no debería recibir ni un euro del Estado. Los sindicatos, para ser independientes, deben financiarse íntegramente con las cuotas de sus afiliados.
Y para concluir, reitero que las organizaciones sindicales son imprescindibles en una democracia, como lo son los partidos políticos o cualquier otra institución. Y unos y otros pueden ser criticados. Pero es que además, en mi artículo yo no criticaba a los sindicatos. Mis dardos iban dirigidos a un dirigente de un sindicato que, en mi opinión, no estuvo muy acertado.
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