“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

domingo, 27 de junio de 2010

La carrucha

De joven, cuando empecé a perder pelo, me inventé una teoría: el pelo sale de una carrucha que llevamos en el cerebro. En el cerebro también se alojan los sesos además del pelo. Como la cabeza está llena y la ley de la impenetrabilidad dice que dos cuerpos no pueden ocupar el mismo espacio al mismo tiempo, se deduce que cuanto mayor es la carrucha de pelo, menor es la cantidad de sesos, y se concluye que los calvos tienen más seso que los melenudos. Abandoné pronto mi teoría, por absurda y porque mi amigo Ramón, que tenía pelo hasta en los dientes, sacaba sobresalientes sin dar palo al agua. Sin embargo, estos días la he vuelto a considerar, tras escuchar las palabras de don José Bono en la inauguración del pabellón español en la Exposición Internacional de Shanghái. Desde que le han cambiado la carrucha y tiene más pelo, dice más tonterías. Va el tío y suelta: "Yo declaro inaugurado el pabellón de España, les agradezco mucho su presencia a esta hora de la mañana y puestos cara al sol les digo que no haya que prolongar en exceso las palabras. Bienvenidos a este pabellón". En la foto de agencia, no se distingue si don José lleva puesta la camisa nueva que le bordaron en rojo el día anterior, pero sí está claro que con esas palabras ha vuelto a reír la primavera, que por cielo, tierra y mar se espera. No sé mucho de psicología, ni de subconsciente ni de preconsciente, pero las palabras de nuestra tercera autoridad me parece que han sido pronunciadas por un inconsciente. En su caso no se puede alegar ignorancia puesto que por edad y procedencia familiar, don José conoce perfectamente la simbología de ciertas palabras e himnos, como el Cara al sol, que seguro que cantó en la escuela y en casa, para deleite de su padre franquista. No ha elegido el mejor momento don José para irse de la lengua, cuando en estos días se está aireando su patrimonio que consiste en nueve viviendas, un local comercial y tres parcelas con una extensión total de 16 hectáreas. Tal vez mi teoría de la carrucha de pelo no sea tan absurda como yo pensaba o tal vez sea que don José siempre ha pensado que cara al sol en España empieza a amanecer.

Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DdT 27/6/2010

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