Hace unos días, cuando leía la noticia, que no debería ser noticia, del accidente del príncipe Felipe de la Gran Bretaña con la carroza de los ponis, me enteré de que el marido de Isabel II preside más de ochocientas organizaciones. Y me dio por reflexionar sobre el oficio de presidente. ¿En qué consiste eso de presidir? ¿Cómo se pueden presidir ochocientas organizaciones y no morir de infarto? ¿Qué estudios se precisan para presidir? ¿Se puede uno acordar del nombre de todas las ochocientas organizaciones que preside? Aunque sólo te paguen cien euros al mes por presidir cada organización, te levantas un sueldo morrocotudo. E incluso si solamente te dan una cesta de Navidad cada año, puedes alimentar a una familia numerosa en plan restaurante del alto postín: pata negra, foie, cava del bueno y polvorones La Estepa. El otro día asistí a la inauguración de unas jornadas en la Uni. Debía presidir el acto una autoridad provincial, pero no vino. En su lugar se presentaron otras autoridades que no abrieron la boca durante los quinces minutos que duró el jolgorio. Cuando terminó y empezaron las conferencias, los “presidentes” se fueron, eso sí, asegurándose de que saldrían en la foto del periódico. Al día siguiente, se inaugura el paso elevado, o puente o como se quiera llamar a la chapuza sobre la vía del ferrocarril de la carretera de Villaespesa, y lo preside la subdelegada del Gobierno. Minutos después, el alcalde, que no había sido invitado a copresidir, ordena cerrar el puente. En la foto que publica el Diario de Teruel, se ve que, efectivamente, están la subdelegada, una senadora y otras “autoridades”, pero ni rastro del alcalde. Entonces, tras mucho pensar, llego a la conclusión de que presidir consiste en salir en la foto. No se necesitan más requisitos, ni preparación especial, ni máster en presidencia ni nada de nada. Para presidir hay que estar al loro: enterarse de los actos que van a tener lugar. Avisar a los fotógrafos de los medios. Ducharse y pasar por la pelu. Ponerse ropa elegante. Llegar puntual al acto. Vigilar los movimientos del fotógrafo. Sonreír y mirar a la cámara cuando hace clic. Marcharse. Descansar para poder volver a presidir al día siguiente.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DdT 30/4/2010
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1 comentario:
En efecto, todo es imagen. Eso sí, lo de mandar cerrar justo después de la inauguración es muy de aquí: nos gobiernan auténticos cazurros.
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