“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

sábado, 1 de mayo de 2010

Los accidentes laborales

Todos los días cascan trabajadores en el tajo. En algunas ocasiones por accidente de tráfico al dirigirse al curro, en otras por ponerse la gorra Nike o el moquero de cuatro nudos en lugar del casco, y en la mayoría porque el Estado, los empresarios y los sindicatos no hacen todo lo posible para que la prevención de accidentes, las inversiones en seguridad y la formación de los trabajadores, sea una asignatura obligatoria, de tanta o más importancia que la educación para la ciudadanía o las nuevas técnicas de manejo de la motosierra y la radial. Una ojeada a las cifras de muertes y accidentes laborales, le ponen a uno a temblar. Pero no pasan de ser números en una estadística del Ine y unas líneas en los periódicos. Bueno, no es verdad del todo. Es cierto cuando los que palma o se escoñan son un albañil, un electricista que se queda enganchado a los cables de alta tensión o unas trabajadoras de una empresa de pinturas. Porque si Ronaldo se rompe una uña, Messi se resfría o Fernando Alonso se muerde la lengua, los periódicos, las radios y las televisiones nos lo repiten hasta la náusea. Y si por desgracia muere alguno de esos divos, no faltan los minutos de silencio, los homenajes, las colectas para la viuda, la creación de fundaciones y la erección de estatuas. Incluso si casca un caballo en una corrida de rejones recibe más atención que si muere un basurero atropellado por un coche. Hace unos días, el torero kamikaze José Tomás sufrió un desgraciado accidente haciendo el chorras delante de un toro. Desde ese día, nos machacan a todas horas con el accidente del torero. Que si está fuera de peligro, que si se ha emocionado al ver a su novia, que si ya se toma caldos, que si ha cagado por primera vez. Gilipolleces, en la mayoría de los casos, que no deberían interesar a nadie con dos dedos de frente. Con todos los respetos y deseándole al kamikaze que se recupere cuanto antes, a mí me preocupa mucho más la salud del fontanero que me arregla las tuberías, del albañil que me repara las goteras o de la aparejadora que supervisa la construcción de mi casa, que lo que le pueda ocurrir a un tío que ha decidido ponerse delante de un toro con medias rosas y un gorro ridículo.

Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DdT 1/5/2010

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