“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 27 de abril de 2010

La fiel infantería

Vean qué tropa nos gobierna. Hace unos días, el Heraldo de Aragón publicaba un extenso reportaje sobre la guita que amasan nuestros políticos autonómicos. Un pastón, oigan. Pero no es solo que la cifra sea elevada de cojones, vista la formación y experiencia de muchos de los beneficiados, sino que recurren a todo tipo de estratagemas para evitar pagar impuestos. Un diputado raso, de los de infantería, de los de apretar botón y calentar escaño, recibe de salario mensual 3.295 euros. A eso hay que sumarle el invento de las indemnizaciones, que no tributan, por desplazamiento, alojamiento y manutención. Por ese concepto, que depende del lugar de residencia, pueden cobrar hasta 2.094 euros mensuales para los diputados chusqueros y hasta 2.462 para los que tienen mando en plaza, que además tienen coche oficial. Y lo cojonudo es que no deben justificar nada. De la información del Heraldo se deduce que algunos diputados que viven en Zaragoza, recurriendo a la picaresca y a la desvergüenza tan nuestras, pueden empadronarse en Teruel y así cobrar el máximo. Nadie lo comprueba. Y esa indemnización la cobran doce veces al año, incluidos el mes de vacaciones y los meses de enero y julio en que no hay plenos. Nadie les pide justificante del restaurante, ni factura de hotel, ni propósito del desplazamiento ni nada de nada. Resumiendo: que aquellos que deberían dar ejemplo de transparencia para no defraudar al Estado, son los primeros en embadurnar el cristal para que no se vea nada. En estos tiempos de crisis, de incertidumbre, de millones de parados, donde cada día los gobernantes amanecen con una “soplapollez” en los labios en forma de brotes verdes o jubilación a los 67 años, tal vez la única medida convincente sería que dejaran de chupar de la teta pública y que pusieran en marcha medidas de control y de transparencia para que los ciudadanos tuviéramos la certeza de que cada céntimo que les pagamos es merecido y está justificado. Pero conociendo la catadura moral de muchos de ellos, me temo que no nos caerá esa breva. Esta gente se rige por uno único principio: perro no come carne de perro. La fiel infantería.

Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

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