Estoy disfrutando como gorrino en maizal del combate entre dos pesos pesados del PSOE y del PP de nuestra provincia en las páginas del Diario de Teruel. Vicente Guillén y Carlos Muñoz nos están regalando un espectáculo brillante. Cierto que su estilo no destaca por la calidad literaria pero es tanta la emoción que nos producen sus textos que no nos importa demasiado. Los comparo con Stieg Larsson, autor de la trilogía que protagonizan Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist. El sueco no destaca por la brillantez de su escritura pero es un portento a la hora de hacer aflorar los trapos sucios. Guillén y Muñoz no manejan bien la pluma pero sí el bidón de gasolina y la cerilla. Los guantazos que se propinan nos impulsan a ponernos de pie y a pedir más, más sopapos. Cada uno saca a relucir la mierda del contrario y esconde la propia. El lector/espectador, sumando lo que dice uno y lo que contesta el otro puede hacerse una idea muy aproximada de toda la mugre que se oculta bajo la alfombra del cuadrilátero de los partidos. La buena nueva para los seguidores de este thriller es que es tanta la porquería que acumulan en las dos organizaciones que el culebrón puede ser interminable. Corruptos, especuladores, ladrones, ineptos, chanchulleros, robaperas y calientaescaños se reparten por igual en el PSOE y en el PP. Tanto monta, monta tanto. Este equilibrio de fuerzas hace que se cree tensión dramática, suspense, que el lector/espectador no vea un vencedor claro. Espera ansioso el siguiente round, disfruta de los ganchos, zurdazos y derechazos y también de los golpes bajos. Se fija en las fintas y en el juego de piernas de los contendientes y sabe que ambos son igual de marrulleros. Todo indica que la pelea terminará en un empate a puntos: un cero a cada uno. Me gustan tanto las tribunas de don Vicente y de don Carlos que desearía que pudieran convertirse en una sección fija en las páginas de opinión del Diario de Teruel. Con la que está cayendo y las dos lumbreras de los partidos mayoritarios enzarzándose en una discusión de taberna, en la mejor tradición del esperpento español. Lo grotesco como forma de expresión. Los espejos cóncavos y convexos. El callejón del gato.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
martes, 27 de abril de 2010
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