En todas las encuestas, los ciudadanos tienen un pésimo concepto de los políticos. Y esa es una mala noticia para la Democracia. La solidez de un país se demuestra cuando los ciudadanos confían en las instituciones y en los responsables de dirigirlas. Varios son, a mi entender, los motivos que explican la desconfianza de los ciudadanos en los políticos. Veamos uno de ellos: los grandes escándalos que salpican a diario a los partidos: La Muela, Gürtel, Jaume Matas. Es un mal endémico que no cesa. Los partidos, en lugar de eliminar las manzanas podridas, se dedican a esconder la mugre. Casi siempre fallan los mecanismos de control. Los citados casos, y otros muchos, han salido a la luz debido a un chivatazo de antiguos compinches despechados, o a las denuncias de ciudadanos anónimos, y no debido a los mecanismos de control de las instituciones del Estado o de los propios partidos. Esta circunstancia produce inseguridad y desconfianza en los ciudadanos y también la sospecha de que muchos otros escándalos de corrupción nunca se conocerán. A los políticos se les llena la boca de palabras que claman “transparencia, transparencia, frente a la opacidad” (Leire Pajín) pero no hacen nada o muy poco para que se pase de las palabras a los hechos. Un claro ejemplo de lo que digo sería el bloqueo histórico que sufre la Cámara de cuentas autonómica. Si se buscara la transparencia que predican, ya hace tiempo que esta institución estaría funcionando y auditando las cuentas de los ayuntamientos, del Gobierno, de las diputaciones, de las empresas públicas. Hay instituciones inútiles o de escasa utilidad, pero cualquier organismo que se dedique a inspeccionar cómo se gastan los dineros públicos no solamente es útil sino imprescindible. Pero nuestros políticos aragoneses, salvo IU y CHA, prefieren hablar de transparencia y practicar la opacidad. Los americanos, cuando algo no está claro, cuando se ponen obstáculos para la transparencia, utilizan la expresión as clear as mud, que podría traducirse por está más turbio que el agua de fregar. Y nuestros partidos piden transparencia pero se niegan a utilizar el Fairy para eliminar la mierda.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DdT
10/4/2010
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1 comentario:
Al nombrar a los américanos he recordado un viejo artículo del año pasado publicado en El Pais por Victor Lapuente, profesor de Ciencia Política en el QGI de la Universidad de Gotemburgo, y que titulaba ¿Por qué hay tanta corrupción en España?.
En el exponía,entre otras cosas, como hace un siglo la politización y la corrupción asolaban la mayoría de niveles administrativos en Estados Unidos y como una serie de activistas iniciaron su lucha y se enfrentaron a redes clientelares cuyo poder parecía inexpugnable. Sin embargo, triunfaron movilizando y convenciendo a la gente de que la riqueza del pais se estaba malgastando no con malas políticas públicas, sino con malos politicos, o mejor dicho, con la pervivencia de malas instituciones utilizadas por los politicos para sostener sus redes clientelares. Y terminaba " ¿Podrá alguien en España movilizar esos intereses?".
ARB
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