“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

sábado, 9 de enero de 2010

Teruel, Maribel, qué nivel

Para que vean el nivel, Maribel, de nuestros políticos. Una política de Teruel participó en un acto al que también asistía el Rey. Fue presentada al jefe del Estado y éste le dice: “Teruel, buena tierra” y ella le contesta “sí, y buen jamón”. No me lo invento; la política en cuestión lo cuenta como una anécdota en su blog. Me recuerda el chiste del español que se encuentra con un ruso en el tren y sólo se le ocurre decir: “Rusia, muy buena la ensaladilla”. O a esos merluzos de otros países (en el extranjero también hay merluzos) con los que me he encontrado y en cuanto les digo que soy español me endiñan una guitarra para que les cante flamenco, tirintintán, tintintantrau. Pues esto es lo que hay. Qué razón tiene David Gistau en uno de sus artículos cuando afirma: “Si la política profesional es el refugio de los ineptos es precisamente porque el mérito no es la unidad de medida”. Añadamos a esto lo que contaba Rodríguez Ibarra en una reciente colaboración en El País sobre el silencio de los corderos, esos mansos que no se atreven a dar una nota discordante con sus changarros, que no alteran el timbre de sus balidos, para que el rabadán les proporcione una bola de sal/salario más gorda en forma de ministerio, dirección general, o inclusión en los primeros puestos de las listas de cualquier institución en la que se curre poco y se viva como dios. Me duele comprobar que en esta tierra nuestra, nuestro Teruel, envejecido, despoblado, abandonado, anestesiado, sumiso, que ha visto pasar todos los trenes del progreso a los lejos, nuestros políticos se dediquen a ser repetidores de las señales y correas de transmisión de las consignas que se elaboran en Madrid o en Zaragoza. No importa que sean los presupuestos, el museo etnográfico o poner una farola en una esquina. A los que gobiernan les perecerá cojonudo y a la oposición, una mierda. Tanta unanimidad y tan previsible por parte de los unos y de los otros le produce a Toni Losantos amargura e indignación. Y a mí. Y a muchos turolenses que ven que no despegamos ni aunque la pista del aeropuerto de Caudé midiera siete veces más. Mucho ruso en Rusia y muy buenos los polvorones de la estepa. Ay, leré, leré,nino, nonaino, nino.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
Enviado DdT 2/10/2009 NO PUBLICADO

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