“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

sábado, 9 de enero de 2010

Gato por liebre

Una diputada francesa, Valérie Boyer ha propuesto que en las fotografías retocadas con Photoshop aparezca el siguiente texto: “"Fotografía retocada para modificar la apariencia física de una persona". Así se evitaría dar gato por liebre a los ciudadanos, especialmente en la propaganda política en la que a los canditatos y candidatas se les quitan arrugas, blanquean sus dientes, enderezan sus tetas o aumentan el tamaño de su paquete. Y todo para engañar a los votantes. Ojalá prospere esa iniciativa y seamos capaces de importarla a nuestro país. Pero yo extendería la norma también a los negros—esos anónimos que escriben los discursos de los políticos—cuya labor modifica la apariencia intelectual del que lo lee. Hace unos días, en las páginas de opinión de este periódico, leí la colaboración firmada por un político de la provincia. Como conozco al personaje y he hablado varias veces con él, me di cuenta inmediatamente de que la única aportación suya al texto eran su nombre y apellidos. No hay cursillo acelerado ni milagro de Lourdes que convierta en dos días a Antón Zote Rebollo en Francisco de Quevedo. Al igual que se pretende hacer con las fotos retocadas con el “Fotocho”, en el caso de los discursos y escritos de los políticos, cuando no sean de su cosecha debería aparecer una nota que dijera: “Texto retocado por fulanito o menganita, para modificar la apariencia intelectual del abajo firmante o firmanta”. Si rellenar una botella de aceite virgen de Teruel con lo que escurre del cárter del tractor cuando se cambia el aceite, es considerado un fraude al consumidor, ¿por qué no lo es el engaño consistente en presentarnos a un político con la etiqueta de Einstein cuando es en realidad Gump, Forrest Gump? A todos esos farsantes que se hacen pasar por lo que no son, que viven de las apariencias, aprovechándose del talento ajeno o del tuneo de Photoshop, habría que recordarles un estribillo del cancionero popular turolense recogido por Severiano Doporto: “Ese pañuelo no es tuyo, y el devantal es amprado; dice el amo de las medias que le vuelvas los zapatos”. O este otro: “Cuando vienes a verme, ponte a lo oscuro, pa que piense mi madre que eres el burro”.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
Enviado DdT 28/9/2009 NO PUBLICADO

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