“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

domingo, 10 de enero de 2010

El desconocimiento informal

Leo en una web de Izquierda Unida que el Gobierno ha tardado ocho meses en contestar a una pregunta que le formuló por escrito el diputado Llamazares. La pregunta versaba sobre las exigencias de inversiones de los promotores del proyecto Gran Scala. Ocho meses después, casi el mismo tiempo de una gestación humana, el Ejecutivo ha alumbrado la siguiente respuesta: “El Gobierno no tiene conocimiento formal del proyecto al que se refiere Su Señoría ni ninguna solicitud relativa al mismo”. Mayor desprecio democrático no se puede tener. Mayor desfachatez es impensable. Como si se tratara de un simple tugurio en el desierto de Los Monegros en el que cuatro pistoleros se montan una timba de póker. Casinos como setas, hoteles, campos de golf, parques temáticos, puticlubs monotemáticos, millones de visitantes previstos y el Gobierno no tiene conocimiento formal. A lo mejor es que Marcelino Iglesias en sus visitas a Madrid no le cuenta nada al presidente Zapatero. Y los parlamentarios socialistas aragoneses han hecho un pacto de silencio para no contarles nada a sus colegas en Madrid. Si tal es el caso, se merecían todos ser apartados del Partido por desleales. Con su actitud han conseguido que nuestro Gobierno haga el ridículo y dé la sensación, con su cinismo, de que se está choteando de los ciudadanos. Para cualquier chorrada de obra del Plan E, aunque sea la construcción de una caseta para el perro, exigen que se planten paneles de doce metros cuadrados, galvanizados, electrosoldados y rotulados, con abrazaderas de varilla roscada y tornillos con tuerca y arandela cincada; y para el mayor antro de juego de toda Europa no solamente no encargan ningún cartel sino que la consigna es que se proclame por todas partes que no saben nada. Silbar y mirar para otro lado. Contestar a lo Bart Simpson: “yo no he sido, que acabo de llegar”. Poner cara de póker, un entrenamiento para cuando se monten las timbas en Las Vegas de Ontiñena. Con ese tipo de respuestas, no es de extrañar que a algunos parlamentarios, como el señor Sánchez Llibre, se les vaya la olla y digan que no les hablen de “excomulgaciones”[sic].
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
Enviado DdT 12/11/2009 NO PUBLICADO

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