“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 2 de octubre de 2009

Los chuches

Dice el cantante cómico Riki López que los hombres cuando nos enamoramos les ponemos nombre de perro a nuestras parejas. Chiqui, churri, chonchi, pichurri. Algo tendrá la che si la empleamos con tanta frecuencia cuando queremos ser tiernos o imitar a los chinos. Chin ton Chong. También la usan algunos para componer canciones chorras como aquella de que chavocha la chevecha que che chube a la cabecha. Ahora hemos descubierto a otro que chechea o chochea: Mariano Rajoy. En un mitin, el líder de la derecha chochea y diche que Chapatero les quiere chubir los chuches a los chicos. Como dice los chuches y no las chuches, uno no sabe si se refiere a las golosinas, las porquerías como las llamaba mi madre, o a algún conjunto de rumberos parientes de Los Chichos. No ha tardado en contestarle la hija de la tránsfuga de Benidorm. Diche la chochalista Pajín, que los chuches cholo chubirán un chéntimo por euro. Como ven, el nivel de discusión es elevadísimo. Se recurre a lo más sencillo para explicar lo complicado. Y al lenguaje coloquial. Para que se enteren hasta los niños. Cristóbal Montoro, todo un intelectual pepero y catedrático de Hacienda Pública les soltó a los socialistas en Dos Hermanas: "¡Pedazo de inútiles, estáis arruinando España!". Y eso delante de 30.000 militantes y simpatizantes del PP, mientras Los del Río animaban a Soraya Sáenz de Santamaría a que se marcara unos bailes al son de dale a tu cuerpo alegría, Macarena, ehhhhhhhhhh Macarena. La misma que tenía un novio de apellido Vitorino. Como ven, el otoño ha empezado bien caliente. Si hace unos años los obispos ya montaron su primera manifestación, remangándose las sotanas y luciendo la pantorrilla por las calles de Madrid, no sería de extrañar que los niños de toda España convoquen macro-manifestaciones por Facebook, Twitter y Tuenti y colapsen nuestras ciudades. Si la subida de un alimento básico como el pan ha sido causa de revueltas y disturbios en muchas ocasiones, ya se pueden imaginar el pitote que se puede armar si se sube el precio de las chuches, una alimento de primera necesidad para nuestros niños.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DdT 2/10/2009

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