No puede ser. Algo tenemos que hacer entre todos. Que intervenga la SGAE. Leo en el Internet que el fabricante del fusil de asalto AK-47 Kalashnikov, ha presentado solicitud de quiebra. No es que en el mundo se mate menos, quia, no es por eso. La culpa la tiene el top manta de las armas, que vende falsificaciones a tutiplén y a mitad de precio. Y seguro que muchos se las descargan, o mejor dicho, se las cargan por Internet. Hay que proteger los derechos de autor. No es lo mismo morir de una ráfaga de Kalashnikov que de las pedorretas de una burda imitación. Como no es lo mismo cascar de un atracón de caviar beluga del mar Caspio que de unas vulgares huevas de lumpo de Mercadona. Otros fabricantes de armas se lo han sabido montar mejor. Las ventas de Sturm Ruger o Smith & Wesson se han disparado—¡pum!—este año porque se han gastado perras en I+D+i y porque el mercado—los pistoleros—se ha llenado el armero ante el temor de que Obama se ponga flamenco y cambie las leyes sobre tenencia de armas.
Yo sufro por estas cosas. Si desaparece el AK-47, el cuerno de chivo de los narcotraficantes mexicanos, desaparecerá también, güey, toda una épica del crimen, cantada por los Tigres del Norte, el Gallo Elizalde y otros cronistas de las hazañas bélicas de los empresarios del fiambre, el polvo del bueno y la hierbamala. La coca y la mota.
Que nuestra SGAE se ponga en contacto con su homóloga rusa. Que le cuente sus métodos y su persecución sin tregua de falsificadores y topmanteros. No podemos permitir que uno de los iconos más sanguinarios de nuestra civilización, el Kalashnikov, desaparezca por culpa de unos aprovechados que no han escuchado ni uno solo de los corridos dedicados al cuerno de chivo. “Sus ráfagas son de muerte, no hay nadie que quede vivo. Es el arma que merece un hombre que es de valor. En la punta del cañón también es lanzagranadas, para mandar a la gente a la región de la nada. Es el arma preferida por todos en Culiacán”. No puedo seguir, porque las lágrimas me impiden ver el teclado.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
Yo sufro por estas cosas. Si desaparece el AK-47, el cuerno de chivo de los narcotraficantes mexicanos, desaparecerá también, güey, toda una épica del crimen, cantada por los Tigres del Norte, el Gallo Elizalde y otros cronistas de las hazañas bélicas de los empresarios del fiambre, el polvo del bueno y la hierbamala. La coca y la mota.
Que nuestra SGAE se ponga en contacto con su homóloga rusa. Que le cuente sus métodos y su persecución sin tregua de falsificadores y topmanteros. No podemos permitir que uno de los iconos más sanguinarios de nuestra civilización, el Kalashnikov, desaparezca por culpa de unos aprovechados que no han escuchado ni uno solo de los corridos dedicados al cuerno de chivo. “Sus ráfagas son de muerte, no hay nadie que quede vivo. Es el arma que merece un hombre que es de valor. En la punta del cañón también es lanzagranadas, para mandar a la gente a la región de la nada. Es el arma preferida por todos en Culiacán”. No puedo seguir, porque las lágrimas me impiden ver el teclado.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DdT 27/9/2009
1 comentario:
¡Redonda! Sí señor, así da gusto.
Publicar un comentario