Había una vez dos ojos que tuvieron una visión y decidieron contársela a un par de orejas. Estas ya habían oído algunos rumores y se dirigieron los cuatro, ojos y orejas, a casa de una nariz de cuyo fino olfato se fiaban. Una boca solitaria que pasaba por allí se unió al grupo y con su labia, les convenció para ocupar un rostro informe, así, por la cara. Tras largas deliberaciones, decidieron llamar cabeza a la alianza de órganos independientes que acababan de crear.No muy lejos de allí vivía un tronco. Se pasaba el día mirándose al espejo y repitiendo que lo suyo no tenía ni pies ni cabeza. Sus lamentos llegaron a oídos de los oídos que tras informar al resto de los socios de la cabeza, firmaron un Tratado de libre adhesión bautizado como Unión Esternocleidomastoidea, más conocido por las siglas UE.A la nueva unión le faltaba movilidad. Quedaba como coja. Se buscaron entonces nuevos socios. Tuvieron conocimiento de la existencia de unos grupos aislados, brazo armado de una organización extremista, integrada a su vez por miembros superiores o del Norte y miembros inferiores o del Sur, conocidos éstos últimos por su violencia: no respetaban ninguna ley salvo la de la patada en la puerta.En una reunión tripartita, Cabeza, Tronco y Extremidades crearon la Federación de Órganos y Miembros Interrelacionados, FEORMIN, que dio lugar a mi nacimiento a finales de junio de 1955, en Villarquemado, provincia de Teruel. Fue un proceso lento y doloroso en el que tuvo un papel muy activo mi madre. El acuerdo fue debidamente registrado en la parroquia y en el ayuntamiento. Un acuerdo de por vida, o como dice la cláusula cuarta, apartado segundo, hasta que la muerte nos separe. Para celebrar el evento, me consta que se celebraron fiestas en las que no faltaron ni el chocolate ni las peladillas y algunas chuleticas de cordero que por entonces aun no se llamaba Ternasco de Aragón.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DdT 22/8/2009
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