La motocaca

Da gloria verla. El Diario de Teruel publica una foto del nuevo vehículo que ha adquirido el Ayuntamiento de la capi, bautizado como triciclo eléctrico aspirador. Bajo la atenta mirada del alcalde Ferrer y de otros dos señores, el empleado con traje color butano hace una demostración para la prensa del poder de succión del nuevo ingenio. Lo recoge todo, incluidas las cacas de perro. Aunque la moto está equipada con los últimos adelantos para la lucha contra la mierda, echo de menos un analizador de ADN para poder identificar a los chuchos y pasarles la factura a sus dueños. Así el Ayuntamiento podría amortizar el coste de la moto y los salarios de los operarios. Se podrían estudiar varias modalidades de facturación. Un de ellas sería a tanto el kilo de excremento. Equis kilos por Y euros el kilo igual a zeta euros, iva aparte. También sería interesante la modalidad de tarjetas de prepago, la Tarjeta Cacacán, que podría recargarse en los estancos o en clínicas veterinarias. Podría estudiarse también una tarifa plana, sin límite de descarga de excrementos, aunque en este caso habría que establecer precios diferentes en función de la raza del perro porque no sería justo que pagara lo mismo el dueño de un chihuahua que el de un San Bernardo. Podrían considerarse ofertas especiales en vacaciones, Navidad y San Antón, patrón de los chuchos. Las ofertas podrían consistir en que el Ayuntamiento regalase bolsas a los dueños de los perros para que recogiesen las mierdas y así ahorrarse una perrillas. Para aquellos que intentasen engañar al consistorio, no comprando la tarjeta o estar ésta sin saldo, sugiero que se editaran unos pasquines, similares a los que aparecían en las pelis del Oeste, se colgasen en bares, cafeterías, tiendas y en la puerta de los organismos oficiales. Se pondría una foto del perro y de su dueño con el siguiente texto: se buscan por marranos y estafadores. Una vez encontrados, se les obligaría a prestar unos servicios gratuitos a la comunidad consistentes en recoger durante toda una semana todas las cagadas de perro de su barrio, a mano, sin guantes, ni bolsa ni nada. Al final de la jornada se les entregaría una pastilla de jabón Lagarto y un rollo de papel higiénico El Elefante para que se lavaran las manos antes de regresar a sus casas.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

DdT 9/8/2009