Estos días de Navidad en los que todos nos disfrazamos de buenos, nos besamos y nos felicitamos, quiero hablar de la mala gente. Especialmente de los que me han amargado la existencia. Personas sin escrúpulos, manipuladoras, mentirosas. Individuos a los que no les importa calumniar, difamar, injuriar. Seres que utilizan sus fétidos pensamientos trufados de odio para destrozar a una persona y a su familia. Gentes a las que considerabas amigos y les cuentas que conociste a una pediatra, y ellos difunden a los demás que estás en tratamiento con el psiquiatra. Cobardes que aprovechan el anonimato de un foro de internet para atribuirte sin fundamento antecedentes delictivos. “Lo bueno de internet es la libertad. Lo malo es que se pueden meter psicópatas o estúpidos”, dice Raúl del Pozo. Personajillos de baja estofa que se creen ombligo del mundo y no llegan ni a culo de aldea. Ignorantes malintencionados a los que habría que recordarles que hace setenta años, por insidias parecidas a las suyas, cobardes y anónimas, a muchos inocentes los arrojaron a un pozo y los recubrieron de cal viva. Afortunadamente vivimos en otros tiempos pero los comportamientos infames son idénticos. En estas fechas, quiero expresar mis mejores deseos a la buena gente de mi pueblo y de mi provincia. Especialmente a unos amigos que me han demostrado que son amigos. Y a mis hijas, porque nos queremos. Y mi desprecio más absoluto a la “mala gente que camina y va apestando la tierra”.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
No publicado en el DDT
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
No publicado en el DDT
1 comentario:
Feliz año, Evaristo, tú que acopias materiales para el neorrealismo nuestro de cada día.
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