La jerarquía de la Iglesia católica española ha tenido que dar las campanadas antes de hora. La familia no la inventó la Iglesia. Y si lo que quiere es vendernos su moto de familia cristiana, que lo haga en las tiendas especializadas: sus iglesias. El modelo cristiano de familia es machista, antidemocrático, intolerante. Un modelo de familia en el que la mujer es una esclava, por mucho que se la llame reina del hogar. Su misión en esta vida es obedecer al marido, parir hijos, hacer comidas y cuidar de los mayores. Y no ir provocando a los hombres, por lo que deberá abstenerse de ir a los bares, jugar al guiñote y soltar tacos. ¡Qué coño sabrá la Iglesia de familia cuando sus sacerdotes no tienen hijos, y si los tienen los llaman sobrinos! ¡Qué sabrá el monseñor Gasco de democracia, cuando él pertenece a la institución más antidemocrática de nuestra sociedad, una institución cuyos dirigentes, hombres, son elegidos no en las urnas sino por la gracia de dios, como Franco o el jefe de la Camorra! ¡Cómo se atreven a hablar de igualdad quienes utilizan a la mujer como chacha para fregar las iglesias, quitar el polvo a los santos y almidonar casullas y estolas! Difícilmente alguien que es causante del problema puede tomar parte en su solución. Yo le pido al nuevo año que Rouco, García-Gasco y Cañizares se limiten a soltar sus sermones en sus respectivas Iglesias. Y al espíritu santo en forma de paloma, que le cierre el pico al obispo de Tenerife, ése que va diciendo que los adolescentes “si te descuidas, te provocan”. Amén.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
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