Estoy que lo tiro

Los últimos tiempos en el insti, me daban unos bajones que no veas. Estaba todo el puto día empanao. Me rayaba mucho. Así que lo colgué todo y me he puesto a currar. Estaba harto de comerme los mocos y acojonao porque la Yoli me pudiera poner los tochos y largarse con el puertas de la disco, un tio cachas con un bemeta tuneao que te cagas. A mí el Clifor, que así se llama el tío, me parece un gamba de gimnasio que va de sobrao pero la Yoli, cada vez que lo ve, dice que le mola mazo. Y es que la Yoli es pija de cojones y le gusta mogollón ir de baretos; más que a un tonto un globo colorao. Yo no podía ser un pringao a todas horas y arriesgarme a perder a mi churri. Lo jodido fue contárselo a mis padres; querían que fuera ingeniero de caminos como mi hermana. Mi madre, cada vez que me ve llegar a casa con el mono del taller lleno de mierda, coge unos rebotes de la leche y le entra una llorera patética. Yo creo que se le ha ido la olla. Mi padre, no me dice nada. A veces le oigo preguntarle a mi vieja, ¿qué hemos hecho mal?, ¿en qué nos hemos equivocado? Yo es que lo flipo, colegas. Es pa echar la pota. Ahora tengo mi curro, mi jefe es un tío enrollao y con los 700 euros que cobro, como no tengo gastos ni de keli ni de papeo, pronto me podré comprar un buga guapo, mi máxima aspiración. Me muero de ganas de ver el careto que pondrá el Clifor cuando lo vea. Seguro que se va de vareta, de puta envidia. Y a mi Yoli la podré llevar a todos los fiestukis que quiera. Nos espera un gran futuro.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado