En un anuncio de dentífrico cuyo nombre termina en gate, me informan que “dentistas españoles lo recomiendan”. No dicen la mayoría de los dentistas, ni el ochenta por ciento de los dentistas. No, no, solamente “dentistas”. En una rápida consulta en internet, me entero de que en España hay más de 22.000 dentistas. Si consiguen que dos digan lo que quieren oír los fabricantes (a lo mejor un pequeño obsequio y un viajecito gratis ayudan), ya tienen el anuncio hecho y sin faltar a la verdad. Con uno no sería suficiente: “dentista español lo recomienda” no tiene gancho, pero con dos ya podemos decir “dentistas”. Comento esto para llamar la atención sobre lo fácil que es manipular y la frecuencia con la que la publicidad, la política y el tendero de la esquina nos dan gato por liebre o borrego de Nueva Zelanda por ternasquico de Aragón. Incluso mi madre recurrió a esta técnica, siendo yo niño. Me compró unos pantalones que a mí no me gustaban y cuando protesté, me contestó que a todo el mundo le parecían bonitos. ¿Quién es todo el mundo? pregunté. El tío Antonio y la tía María fue su respuesta. Pues eso, todo el mundo.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario