Callejero y el Tato

Le estoy cogiendo cariño a Callejero, el depuesto candidato a la alcaldía de Alcañiz. Es peleón. Y con razón. Le echa huevos en su combate contra el reyezuelo Guillén y su cohorte de samarugos. Dice don Vicente que, según una encuesta que ha elaborado el PSOE que él maldirige, a Callejero no lo conoce ni el Tato. Pobre argumento porque a Zapatero, cuando fue elegido para presentarse a las elecciones, lo conocían cuatro, incluyendo en esos cuatro  a los miembros de su familia. Y sin embargo, para Guillén y sus mariachis, Zapatero es Dios. Por muy mal estudiante que fuera don Vicente, algo le sonará el principio general del Derecho en virtud del cual reciben igual tratamiento y consideración los supuestos que presentan igualdad de premisas y circunstancias. Y además tiene un precedente bien reciente: en Madrid el aparato del PSOE quiso meter con calzador a Trini basándose en que a Tomás, según las encuestas, tampoco lo conocía el Tato. Finalmente ganó la democracia y Tomás fue elegido por las bases. En Alcañiz las bases votaron a Alfonso Callejero y Guillén y sus adláteres han impuesto manu militari a otro candidato, Ponz. No lo digo yo sino el propio Alfonso Callejero en la comparecencia del 23 de marzo. Se dijeron muchas cosas más en esa comparecencia, como que “la decisión del Comité Provincial del PSOE impone la dedocracia en el seno del partido”. O que la cacicada del Comité Provincial ha conseguido “despreciar y marginar a las bases del partido". Y añadieron: “El mérito de la candidatura respaldada por el aparato del partido es la sumisión y la obediencia al secretario provincial del PSOE. Una persona elegida a dedo al único al que  debe cuentas es a quien le ha colocado”.  Las cosas no se pueden decir más claras ni con mayor sensatez. Callejero y sus valientes tienen la razón de su parte. Y están dispuestos a llegar hasta el final, apelando a todos los órganos internos del partido e incluso al Tribunal Constitucional. Lo tienen difícil porque los dedócratas les pondrán todo tipo de trabas y enchufarán  el ventilador de esparcir mierda. Ojalá que  en todas las elecciones a las que se presenten Guillén, Arrufat y demás sátrapas, no los vote ni el Tato.

Evaristo Torres Olivas