“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

sábado, 15 de noviembre de 2025

Malditas estadísticas

 Las estadísticas me están decepcionando. Me estoy hartando de medias, medianas, modas y percentiles. Y sobre todo de la manipulación por parte de las instituciones y medios de comunicación. Voy a poner algunos ejemplos. Supongamos que mi vecino tiene diez coches, y yo no tengo ninguno. Si hacemos la media, resulta que tenemos cinco cada uno. Yo miro en mi garaje y sigo sin tener nada. ¿Quién me va a dar los cinco autos que me corresponden? Si en una empresa diez trabajadores ganan 10 euros por hora y la jefa y su marido ganan 200 euros, lo más probable es que nos contesten que cómo nos atrevemos a reclamar si la media del salario por hora de la empresa es de casi 42 euros. Si la media de precipitaciones del año pasado fue de 700 litros por metro cuadrado y en mi pueblo solo cayeron cien, ¿quién nos devuelve los 600 que nos faltan. Supongamos que hacemos una encuesta a 1.000 dentistas y se les pregunta que nombren a diez marcas de dentífrico y 80 incluyen en su lista a la pasta Dentón. Los propietarios de la marca lanzan una publicidad y dicen que el 80 por ciento de los dentistas recomiendan Dentón como mejor dentífrico. Omiten decir que, en la encuesta, las marcas Flemón y Tridente aparecían en el 100% de los casos. Tampoco dicen la verdad al decir “los dentistas” cuando son solo cien de un total de, pongamos, 40.000. Bien es cierto que a veces la estadística sirve para tranquilizar la mente y no hundirnos en la tristeza. Si la nota media en el año que me presenté a la Selectividad era de 13, aunque yo tuviera un 7, no entiendo por qué no me dejaron matricularme en la universidad en el Grado de Estadística. Mi familia tampoco lo entendió. Después de todo esto, espero que hayan entendido cómo los políticos y publicitarios nos pueden manipular con el PIB, SMI, la renta media anual y el número de botellas de vino tinto per cápita. Tenía razón aquel que dijo que hay mentiras, malditas mentiras y estadísticas.

Evaristo Torres Olivas

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