No es imprescindible que nuestros políticos y representantes institucionales dominen idiomas. Sí es necesario que sean respetuosos, tengan sentido del ridículo y sientan vergüenza por sus ineptitudes. El rey Felipe, Pedro Sánchez o Esperanza Aguirre se expresan en inglés correctamente. Otros, como Ana Botella o Santiago Abascal son un desastre cuando se expresan en inglés o francés. Hoy quiero hablar de Carmen Pobo, alcaldesa de Cella y senadora. Hace unos meses colgó en sus redes sociales un video en el que se dirige, en Francia, a un auditorio de vecinos y representantes políticos de una población con la que Cella está hermanada: Jouars-Pontchartrain. El conocimiento del idioma francés de la señora Pobo es lamentable, lastimoso, penoso y ruinoso. Podrá haberse limitado a decir dos frases en francés y proseguir en castellano, pero se empeña en soltar una perorata incomprensible en francés. Esa falta de respeto a su auditorio me duele por varios motivos. Mi abuela era de Cella, mi padre nació en Cella y tengo familiares y amigos de Cella. Cella, Villarquemado y otros muchos lugares de nuestra provincia fueron durante los años sesenta pueblos de emigración. Mis padres y yo emigramos primero a París y después a Montreal, en Canadá. En Cella y en mi pueblo hay muchas personas que hablan francés correctamente. La señora Pobo podría haber recurrido a cualquiera de ellas para hablarles a los franceses. Pero su ego no lo permitió y se empeñó en leer, mal, un texto que alguien le escribió. El resultado: un desastre y una falta de respeto. Quiero terminar estas líneas reproduciendo las primeras palabras de la senadora Pobo: “Set an onor e un inmens yua de madrés a vú…”. De nuevo, como en mi anterior columna, repito las palabras de mi amiga Mercedes: "Si no sabís, no hablís, es mejor que os callís".
Evaristo Torres Olivas

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