Tengo un amigo que cuando nos reunimos, siempre dice que “habría que” hacer esto y lo otro, pero él nunca hace nada. Me recuerda a muchos políticos, de todos los partidos, que cuando están en la oposición recurren a esta expresión para descalificar al adversario. Habría que aumentar el presupuesto en vivienda social, en sanidad o en lo que sea, dicen. Llegan al poder, y se les olvida hacer lo que habría que hacer y, como se les ha olvidado, no lo hacen. Cuando se les recuerdan los “habría que” que en su día pronunciaron, el incumplimiento es siempre culpa del otro partido. Ya puede ser un museo etnográfico, uno de la Guerra Civil, una piscina cubierta o un servicio de pediatría en una comarca. Si todos los “habría que” se hubieran materializado, Aragón y España serían un paraíso; estaríamos en la gloria. Tendríamos trenes a todas partes, corredores Cantábrico-Mediterráneo, A-68, viajes a Marte, a las estrellas y electricidad gratis sin molinos. Nuestros mayores vivirían en residencias confortables y bien atendidos y la población estaría repartida por todo el territorio. Iba a decir que alguien debería hacer algo y no señalo a nadie, pero me he dado cuenta de que caería en otro “habría que”.
Evaristo Torres Olivas
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