“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 21 de diciembre de 2020

"Desigualité" y poca "sororité"

El Ministerio de la Función Pública del Gobierno francés ha multado con 90 000 euros al Ayuntamiento de París por tener un exceso de mujeres en los puestos directivos. Una prueba de que los políticos de nuestros vecinos franceses son capaces de superarnos a la hora de hacer el ridículo. "Esta multa es obviamente absurda, injusta, irresponsable y peligrosa", ha declarado, con toda razón, la alcaldesa de París, Ana, o Anne, Hidalgo. Pero también debería ser una oportunidad para protestar y exigir que la paridad que se pide para el Ayuntamiento de París se pida también para todos los organismos, tanto públicos como privados. Se podrá constatar que en las empresas el porcentaje de mujeres directivas es muy inferior al de hombres. Pero, además, se deberá exigir que la remuneración de las mujeres sea igual a la de los hombres en puestos similares. Que un ministerio imponga una multa a un ayuntamiento, como ha sido el caso con Paris, no tiene demasiada importancia: noventa mil euros es una cantidad pequeña y además va de un organismo público a otro. Sin embargo, si se impusieran las mismas multas a las empresas privadas en las que el número de mujeres en puestos directivos es muy inferior al de hombres, el Estado conseguiría, por una parte, recaudar mucho dinero y, por otra, obligar a las empresas a contratar a más mujeres y pagarles el mismo salario que a los hombres. Como no hay mal que por bien no venga, ojalá que la estupidez del Gobierno francés sirva para que los ciudadanos franceses se conciencien de las desigualdades que todavía existen en el país de la liberté, egalité, fraternité y que con un poco de suerte sus protestas atraviesen los Pirineos y conciencien a los ciudadanos españoles de que, si en Francia cuecen habas, aquí cuecen a calderadas. La verdad es que el Gobierno francés, con su torpeza, ha conseguido con un simple traslado de fondos del Ayuntamiento de París al Gobierno central, es decir, gratis, una publicidad que de haberla hecho con una agencia habría costado una millonada. Felicidades a la alcaldesa Hidalgo por haber sabido aprovechar la ocasión y decir que se sentía feliz y que en señal de protesta iba a ir ella misma a pagar la multa.

Evaristo Torres Olivas



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