Llegaron para asaltar los cielos, para cambiar el régimen del 78, nos llenaron la cabeza con sus significantes vacíos populistas. Eran jóvenes, llevaban coleta, rastas y piercings, se consideraban de los de abajo a los que los de arriba explotaban. Gritaban “sí se puede, compañeros y compañeras, todos y todas, portavoces y portavozas”. Cualquiera que se atreviera a criticar a una mujer de Podemos inmediatamente era acusado de machirulo y de ser un miembro destacado del Patriarcado, con mayúscula. Ellos podían decirle a Ana Botella que era “esposa de, nombrada por, sin preparación, cuya única fuerza proviene de ser esposa de su marido y de los amigos de su marido”, pero que nadie se aventurarse a decir nada de los suyos, de Tania Sánchez, Irene Montero o de otros y otras muchos y muchas en las filas de Podemos, que también son pareja de, nombrados por, sin preparación. Pero ha bastado una sucia maniobra en el Parlamento andaluz para que dos mujeres de Podemos, Teresa Rodríguez e Irene Montero se tiren los trastos a la cabeza y se digan una a otra cosas que de haberlas pronunciado un hombre de otro partido habría sido devorado por las compañeras y compañeros, portavozas y portavoces de Podemos como Echenique, por ejemplo, de el “chúpame la minga, Dominga”. “La política no para mientras estamos de permiso”, ha declarado la ministra Montero, esposa de, sin preparación, para justificar la expulsión de Teresa Rodríguez, de baja por maternidad, del grupo parlamentario Adelante Andalucía. Cuando Rodríguez se quejó, la ministra sin preparación le contestó: “Sigues siendo diputada y cobras todo tu salario de política… Que te compares con una trabajadora precaria despedida es bochornoso”. La respuesta de la diputada andaluza, demoledora: “Cobro mi salario de profesora, el resto lo dono…yo sí tengo un curro al que volver y la política no me cambió de barrio". Y es que la ministra Montero, sin preparación, no cobra el salario de cajera, único trabajo que se le conoce, y no vive, como Marco, en una humilde morada de Vallecas sino que se cambió a un barrio donde tiene un chalé con piscina. En resumen, lectores y lectoras, que el “sí se puede” se refería a que se puede llegar a lo más alto si eres pareja de, nombrada por. Aunque no tengas ninguna preparación ni experiencia.
Evaristo Torres Olivas
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