En las películas americanas, las del Far West, las de indios y vaqueros, colgaban en la puerta de la oficina
del sheriff, a la entrada del saloon o
en la vitrina del barbero un cartel en el que se veía el careto de un forajido,
debajo de la inscripción Se busca vivo o
muerto, y se ofrecía una importante recompensa. Hoy, afortunadamente, ya no
se pide que los ciudadanos se tomen la justicia por su mano ni que persigan y
entreguen a los mangantes y asesinos vivos o muertos. Algo hemos progresado, al
menos en algunos países, porque en otros se sigue acabando con las personas a
machetazos o a pedradas, y muchas veces acusados de delitos que no lo son, por
fanatismo religioso, por diferencias
políticas o por la puñetera tradición. Estos días, desde algunos sectores y
algunos medios se está criticando al autobús de Podemos, el Tramabús, que
recorre las calles de Madrid con las caras de los políticos corruptos pintadas
en la carrocería. Hay de todo, desde los que están en la cárcel por corrupción
hasta los que se han aprovechado de su paso por la política para después ser
consejeros de empresas del Ibex. Son todos los que están pero no están todos los
que son. De ahí que yo también critique el Tramabús, pero porque me parece poco
un autobús. Se necesitaría un tren con cien vagones o más para poder colocar
las caras de todos los políticos, empresarios, banqueros y sindicalistas
deshonestos y chorizos que han robado el dinero público. Porque los millones
que han detraído del erario, ya sea por robarlo directamente o por sus
triquiñuelas para que no se ingresara lo que corresponde, han conseguido el
deterioro de los servicios a los ciudadanos. El dinero robado o no ingresado
significa menos becas para la gente que las necesita, menos pensiones,
deterioro de la sanidad, menos investigación, peores trenes y carreteras, menos
ayuda a los parados. Si de mí dependiera, en todas las estaciones de tren, de
metro, en todos los vagones, en lugar de carteles de cremas, coches, ronaldos,
messis, loterías primitivas y cortes ingleses, pondría la cara de todos los
sinvergüenzas de este país que han metido la mano en el fondo común o que no
han aportado lo que les corresponde. Carteles de Se busca vivo en los idiomas
oficiales de cada comunidad. Y en inglés para los guiris: Wanted alive.
Evaristo Torres Olivas
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