Evaristo Torres Olivas
miércoles, 29 de abril de 2015
Estoy a favor de los desahucios
Me lo tenía bien callado. Pero no aguanto más. Durante meses
he estado fingiendo. He ido a muchas manifestaciones contra los desahucios, en
Cella, en Teruel, en Zaragoza. He escrito varias columnas criticando al
gobierno putrefacto que tenemos tanto en España como en Aragón, e incluso en
Teruel. Pero todo era para disimular, para dar el pego, para que la gente
creyera que tengo sensibilidad y me
intereso por las condiciones de vida de los más puteados por este jodido sistema
capitalista. Mentira, mentira, todo era mentira. Ahora quiero confesar y
confieso: estoy a favor de los desahucios. Quiero que a Rouco Varela le quiten
el piso de 400 metros, 6 habitaciones, 4 baños y una imponente terraza. Todo en
el centro de Madrid, con unas vistas cojonudas. Eso sí, no quiero que se lo
quiten a Rouco y se lo quede el banco, que sería como desvestir al demonio
para vestir al diablo. Pero como algo de sensibilidad me queda después de tantos
años de fingir junto a los izquierdosos, los antisistema y demás chusma, rezaré
para que Rouco, su secretario y sus
monjitas no se queden en la puta calle sino que se les permita realojarse,
gratis total, en un bonito cajero del Banco Santander, Bankia o de la Caja
Celestial. A cambio, los antiguos inquilinos de los cajeros serán desalojados y
se les obligará a vivir en la casa que se
le ha confiscado a Rouco. No pagarán alquiler, pero se les exigirá acercarse a la nueva morada del monseñor, una vez por semana, y hablarle de la Biblia, de los pobres, de que
Jesús también era pobre y nació en un pesebre, porque en aquellos tiempos
no había cajeros. Que le cuenten que cuanto más frío y hambre pase y cuanta más
soledad sienta más puntos acumulará para ocupar una plaza en el palco VIP del
cielo. A la derecha del Padre, junto al Hijo y al Espíritu Santo en forma de
paloma. Y así toda la Eternidad, con mayúscula. En alguna ocasión, no
demasiadas, le podrán regalar un cartón de Don Simón y alguna tableta de
chocolate. Y en alguna Noche Buena lo
podrán invitar a cenar a la que fue su antigua casa para que no se pierda esa
bonita costumbre de sentar a un pobre en la mesa en Navidad. Es decir, que le den del mismo jarabe con el que la iglesia nos ha estado envenenando durante siglos. Amén.
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A samugazos
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3 comentarios:
Hoy el artículo me ha gustado mucho. Gracias.
Me ha encantado el fondo y la forma de esta entrada. Te felicito. Veo que sigues en forma.
Saludos
http://www.elmundo.es/espana/2015/04/30/5541eb57ca4741d44a8b4576.html
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