Dos impresentables

Tanto monta, monta tanto, Valenciano como Cañete. Dos impresentables. Lo que demuestra que  hombres y  mujeres son iguales, tanto en lo bueno como en lo malo.  A don Miguel le salió hace unos días la vena cavernícola, afirmando que “si un hombre demuestra   superioridad intelectual o la que sea da una impresión machista ante una mujer indefensa”. Dicen los de su partido que fue un lapsus debido al cansancio de la campaña. Cuando Cañete está cansado se le calienta la boca y nos descubre sus pensamientos más íntimos. Al PSOE le han venido de perlas las declaraciones del pepero para pedir que no se le vote. Pero hete aquí que los conservadores han contraatacado sacando a la luz un tweet en el que doña Elena preguntaba si habíamos visto a un “tío más feo que Ribery”.  Ribéry es un jugador de fútbol  con la cara llena de cicatrices causadas por un accidente de coche en la infancia. La respuesta de Valenciano fue, en un primer momento, decir que no sabía lo del accidente. Después escribió: "Pido disculpas por mi comentario estúpido. Ha sido el calor del partido pero he hecho mal". Si a Cañete fue el cansancio lo que le hizo pronunciar gilipolleces, a doña Elena fue el calor del partido. Algunos periodistas en su día ya le contestaron: “Sí hay algo más feo que Ribéry: Rubalcaba”; escribió uno. "Si te llamo feo porque tuviste un accidente de tráfico, me disculpo; pero si eres feo de nacimiento, te jodes”, añadió otro. ¿Sabría doña Elena que Ribéry se convirtió al islam y que se cambió el nombre a Mohamed y que su esposa es argelina? Seguramente no, porque doña Elena no es muy estudiosa; abandonó los estudios porque “la verdad es que me aburría y ahora me da pereza acabar. ¿Lo sabe Cañete debido a su “superioridad intelectual o la que sea”? Ya ven el nivel, Maribel, de los cabezas de lista de los dos partidos mayoritarios.  Estos dos impresentables son los que van a defender la marca España en Europa. Entre los dos, acaban con el paro en toda Europa: uno propondrá que las mujeres se queden en casa a fregar y planchar y la otra que se mueran los feos (los de nacimiento,  no los desfigurados por accidente). El resto, los hombres guapos y los feos por accidente, todos con trabajo. 

Evaristo Torres Olivas