Evaristo Torres Olivas
viernes, 8 de febrero de 2013
Parlamentar
Hace unos días, el Heraldo de Aragón publicaba un artículo
sobre los diputados autonómicos que más largan y también los que menos. Y la
campeona de estos últimos es nuestra Carmen Pobo, del PP, otra tres en uno, al
igual que Mayte Pérez, de quien escribí ayer. Doña Carmen es presidenta del PP
de Teruel, presidenta de la Diputación y diputada autonómica. Claro que ser
parlamentaria para no parlamentar, es como ser cantante y no cantar o picador y
no picar. Dice la noticia que doña Carmen no ha abierto la boca desde julio del
2011. Es la única del parlamento que ha permanecido muda. Dicen en el PP que
hace unos meses “iba a intervenir en una proposición no de ley sobre el Fondo
de Inversiones de Teruel, pero preferimos que se recuperara bien de la operación
de garganta”. Puede ser, y yo también deseo que doña Carmen se recupere cuanto
antes. Sin embargo, tengo mis dudas de
que esa sea la única razón. He asistido a muchos actos en los que la señora
Pobo ha tenido que tomar la palabra y no destaca por sus dotes oratorias.
Incluso cuando lee, lo hace mal. Lo que sí me gustaría saber es cuántas veces
ha intervenido la diputada popular en las últimas cuatro legislaturas (no me he equivocado, no, está
en las Cortes desde la V legislatura). Según cuentan en la dirección de su
grupo, son el presidente y el portavoz del partido en las Cortes quienes
distribuyen los asuntos y las intervenciones en función de la especialización
de cada diputado. Si es así, doña Carmen no ha debido intervenir nunca porque
no le conozco ninguna especialización. Incluso su currículum está falsificado.
Consta que es puericultora cuando es auxiliar de jardín de infancia, como
mucho. Aunque si se piensa un poco, tal vez sí tenga una especialización: con
un bagaje académico y una experiencia laboral anterior a la política que cabe
en una línea y media de un cuaderno pequeño, ha logrado acumular cargos,
permanecer lustros en ellos y vivir cómodamente del cuento. Esa es una de las
aberraciones de nuestro sistema político: permite que personas sin las
competencias necesarias desempeñen puestos que les vienen grandes. Parlamentarios
que no parlamentan. Gestores que no gestionan. Pero todos cobran. Así nos va.
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A samugazos
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2 comentarios:
Es que no se puede atender a todo, no se puede partir en dos. Ahora estará ocupada sopesando la clase de patata que más convenga sembrar este año. ¿Y el mono?, ¿Ánde parará el mono?
También habría que ver cuántas personas de las que están ejerciendo como políticas de medio y alto nivel sí tienen cualificación y sí tienen experiencia laboral previa de consideración de la rama que tocaron.
Porque todas esas personas también están ahí, también son culpables de lo que ocurre, también nos la meten doblada, también engañan y roban, también se nos cachondean todos los días.
Y ninguna de sus licenciaturas ni de su bagaje y habilidad como profesionales vale de nada cuando, simplemente, hacen lo que quieren hacer.
La bondad, la honradez y las ganas de trabajar por el bienestar de la mayoría de la población ni se compran ni se aprenden. Y aún en el caso de que las tengas y te las apañes para llegar a tener un cargo público de relevancia, tus propios compañeros de profesión se ocuparán de que te las comas con patatas y renuncies, o de que te adaptes y seas como ellos.
Esto está podrido de cabo a rabo, pretender arreglarlo con parches equivale a darles oxígeno a toda la caterva de miserables y a alargar y profundizar la agonía del grueso de la población.
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