“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 25 de mayo de 2012

Los otros

Aceptar al diferente es jodido. Lo que queremos es que sea como nosotros. Como nosotros exactamente, tampoco. Queremos que adopte nuestras costumbres pero que se sienta inferior a nosotros. Sumiso y maleable; que agache la cabeza a nuestro paso. Además, no juzgamos a los individuos sino que lo hacemos extensivo a todos los habitantes de su país o de su continente o de su religión. Si vemos a un compatriota tocándose las narices en una obra diremos que es un vago. Pero si quien se toca las narices es un señor con el pelo rizado y la tez morena, diremos que los moros no dan palo al agua. Un blanco que no se lava es un guarro. Si nos encontramos a un negro o a un magrebí sucios,  concluimos que África entera es un estercolero o que los negros huelen mal. Lo único que huele mal y echa para atrás es la pobreza y la miseria. De cualquier color. Cuando el hombre blanco iba a conquistar mundos, basaba su superioridad, entre otras cosas,  en que los nativos eran unos salvajes que se paseaban  con las “vergüenzas” al aire. Ahora que somos nosotros los que vamos enseñando las tetas y el pito,  nos quejamos porque los “salvajes” se cubren hasta las cejas. Nos empeñamos en vestir o en desnudar a la gente en función de nuestros gustos o de nuestras modas.  ¿Y a quién beneficia esta situación? A los de siempre. Dividir  una sociedad en oprimidos y opresores es muy peligroso: los oprimidos son muchos y los opresores pocos. Pero si se producen fugas en el campo de los oprimidos, baja la presión en la olla y se reduce el peligro de rebelión. Es el divide y vencerás. Ya no es solo un asunto de oprimidos y de opresores, de ricos y de pobres, de explotados y de explotadores. Ahora los enemigos de los pobres no son solamente los ricos, sino también los que son más pobres que ellos, o siendo igual de pobres, son negros, amarillos o cobrizos. O practican otra religión. Y es más, estamos convencidos de que esos pobres son los responsables de que nosotros seamos pobres porque nos quitan nuestros trabajos, se operan en nuestros hospitales y quieren vivir en calles asfaltadas  como las nuestras. Los muy egoístas.  
Evaristo Torres Olivas

¿Hay alguna diferencia entre la foto de arriba y la de abajo?¿Quiénes son los gilipollas?

1 comentario:

Anónimo dijo...

La iglesia, reino de los pobres, también. Mira:

http://www.expansion.com/2012/05/24/empresas/banca/1337883090.html