Conversación con un extraterrestre de izquierdas

Si un extraterrestre de izquierdas— en el caso de que exista tal cosa— aterrizara en España y escuchara las intervenciones y actuaciones del PSOE tras el batacazo de las elecciones municipales y generales, en las que el partido fundado por Pablo Iglesias ha perdido hasta la goma de los calzoncillos,  no dudaría en sacarse el carné del partido. Enviaría correos por internet, láser o por la tecnología que utilizan los extraterrestres, pidiendo a los suyos que iniciaran las gestiones para proceder al hermanamiento y fundar no ya la Internacional Socialista sino la Intergaláctica o la Cósmica Socialista. Les contaría a los de su planeta que los terrícolas del PSOE van a las manifestaciones convocadas por los sindicatos de clase, arremeten contra la iglesia y el capitalismo salvaje. Son un ejemplo de coherencia y firmeza frente a los enemigos de los trabajadores. Añadiría el extraterrestre que los socialistas obreros españoles  piden transparencia, quieren acabar con la corrupción, el clientelismo y el nepotismo. Todo eso haría y diría salvo que le diera por consultar los archivos de las hemerotecas y de las videotecas. O que aterrizara en mi pueblo y me preguntara a mí. Le diría que todo lo que ve es una mentira podrida. Que ahora van con banderas de la UGT pero hace cuatro días le tenían alergia a la UGT y no acudían a ninguna de sus convocatorias. También que en muchos sitios colocan a toda la parentela a dedo, pagándoles con dinero público. Que sus dirigentes son siempre los mismos, que cambian menos de secretarios generales que Superman de calzoncillos. Que uno de sus dirigentes en Teruel, al que yo he bautizado como El censor, está convencido de que la libertad de expresión no es un derecho de los ciudadanos en una sociedad democrática sino una concesión de los presidentes de las diputaciones. Que la transparencia del PSOE es negra como los agujeros que van a investigar en el Pico del Buitre. Que su coherencia es tal que su jefe les prometió a los jóvenes en el 2004 que no les iba a fallar y unos años más tarde la mitad de esos jóvenes, aunque sobradamente preparados, están sin trabajo, mientras que  ese jefe cobra del Estado dos sueldos y se embolsa más en una conferencia de una hora en Caracas que una docena  de becarios en un año. Todo eso le diría. Y me quedaría corto. Porque no he dicho nada de los ERES de Andalucía.

Evaristo Torres Olivas 

Gayumbos de Superman