“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 13 de diciembre de 2011

Nos duchamos

Hace una par de semanas fui al médico de la Seguridad Social. No doy el nombre ni la especialidad porque no pretendo ridiculizar a una persona que en todo momento se comportó adecuadamente y resolvió con profesionalidad el problema por el que fui a su consulta. De eso se trataba y eso es lo que se espera de un médico: que solucione la dolencia que uno tiene. Lo que me hizo mucha gracia es la utilización del plural de esa doctora. No sé si es plural mayestático, de modestia o de autoría. Les cuento. Llego a la consulta y la doctora me saluda con  un ¿cómo estamos? Bien, gracias, ¿y usted?, le contesto. Le cuento el motivo por el que voy a visitarla y me pregunta: ¿qué medicamentos estamos tomando? Le cuento la ristra de boticas que engullo a diario, ella lo anota despacio en un folio y a continuación me espeta: nos quitamos la ropa de cintura para arriba y nos sentamos en la banqueta. Estuve a punto  de preguntarle que si yo se la quitaba a ella y ella a mí o si cada uno se quitaba la suya, pero me callé. Tras examinar lo que tenía que examinar, tomó de nuevo el bolígrafo y escribió en unos papeles lo que tenía que escribir. Y a continuación, después de entregarme las recetas, me dice, mirándome a los ojos: con este gel nos duchamos tres veces por semana, nos secamos y después con esta crema nos untamos suavemente. Me ruboricé. Nunca antes me habían hecho tales proposiciones en una consulta médica. Estuve dudando entre darle un beso allí mismo y declararle mi amor o invitarla a una cena romántica esa misma noche, en el mejor restaurante de la ciudad o en mi casa. Pero fue la auxiliar, sentada en un extremo de la mesa, quien me sacó del ensimismamiento cuando me pidió la cartilla de consultas externas para anotar la próxima visita. Le contesté que me la había dejado en casa y por su respuesta, “a ver si no se nos olvidan las cosas”, pude comprobar que era de la misma escuela mayestática que la doctora. Desde ese día he de confesarles que lo de ducharse y frotarse lo hago todos los días. Pero yo solo. Dentro de un mes he de volver a la consulta.  Cuando me pregunten la doctora y la auxiliar, les diré que hemos seguido las instrucciones a rajatabla y que no se nos ha olvidado la cartilla.

Evaristo Torres Olivas
¡Ganamos!

3 comentarios:

Abogado dijo...

Pues menos mal que no te han salido con un "nos marchemos a..." todo es producto del fracaso del sistema educativo, que no es mejor por meter más dinero, sino que es necesario cambiarlo en su concepción, empezando por premiar el esfuerzo.

simp. dijo...

Nos, que valemos tanto como vos...

¿Que Evaristo... ¿ESTAMOS de cachondeo?...
"seduccion en la consulta" primera entrega jeje

Anónimo dijo...

Cuántas veces habré hecho chistes yo con el plural mayestático de mi ginecólogo: "Nos quitamos las braguitas y nos tumbamos en la camilla". Y todo por no tener los güebos de decidir si te llama de tú o de usté.

Saludos desde el más allá de acá.

Lilith