De la media a la moda

El otro día escuchaba al rey en su discurso pedir que seamos más competitivos. Como me siento buen español y le tengo mucho respeto a nuestro rey que está donde está no por la chuminada de los votos sino por la gracia de Dios, me he puesto a pensar. Aquí van mis propuestas. Podríamos mejorar la Educación para que de nuestras universidades egresaran lumbreras capaces de investigar y de aplicar inmediatamente sus inventos y descubrimientos a la industria. Nos hincharíamos a innovar, a patentar y a exportar. También podríamos reconvertir a todos los especuladores, chanchulleros y demás bazofia que se dedica a no pagar impuestos y a llevarse las perras a paraísos fiscales. Los políticos incompetentes, que con la EGB son diputados, senadores o consejeros podrían dejar sus cargos y matricularse en las escuelas de adultos o en la Universidad a distancia. Con el dinero que se ahorraría el Estado en salarios, dietas, coches oficiales, planes de pensiones y enchufes a familiares igual de inútiles que los que los enchufan, se les podría pagar la matrícula, los libros, el tablet, e incluso el viaje de estudios de dos meses a la otra punta del mundo, alojados en hoteles de lujo supermegapijo que te cagas. Pero todo esto requiere mucho tiempo, no es cuestión de dos días. Y España y nuestro rey no pueden esperar tanto. La única solución inmediata que logrará aumentar la productividad, la “competividad”, la eficiencia y todas los demás indicadores terminados en dad y cia que desea nuestro rey, es la siguiente: bajar los sueldos de los trabajadores un cincuenta por ciento con carácter inmediato (controladores aéreos, notarios y registradores de la propiedad, un 95 por ciento). Flexibilizar la edad de jubilación de acuerdo con la siguiente fórmula: calcular, por profesiones, la edad media en que se muere la gente. Todo trabajador podrá jubilarse tres meses antes de la edad que indique la media de su profesión. Si el trabajador supera la edad de la media y no ha estirado la pata, el estado le procurará una muerte digna en los seis meses siguientes. De esa manera, poco a poco, la media se convertirá en moda y en cuatro días será un valor único. Esta fórmula no se aplicará al rey, cuya vida guarde Dios muchos años.
Evaristo Torres Olivas