En lo primero que he pensado ha sido en el aeropuerto de Caudé. Y se me ha atragantado el cruasán. El titular del periódico rezaba: “Larraz admite el "fracaso" del proyecto aeronáutico sin asumir responsabilidades”. Estas cosas me pasan por cotilla, por ponerme a leer el periódico del vecino de barra en el bar. He leído el titular y una frase: “Se achatarraron los prototipos de avioneta”. Después ha pasado de hoja y me ha dejado con un palmo de narices. He tenido que esperar una hora para que el señor soltara el periódico y poder leer el artículo completo, comprobando que el fracaso y el achatarramiento se referían a otras aventuras de altos vuelos de nuestro querido Gobierno de Aragón. La culpa del equívoco la tienen algunos amigos quienes, cada vez que hablamos del proyecto de Caudé, se refieren a él como la chatarrería de aviones. Esta manera nuestra de hablar contrasta con la finura del presidente de Aragón y tercer jefe del PSOE, don Marcelino Iglesias. Nuestro tercer hombre no dice ni desguace ni chatarrería sino logística inversa que es mucho más preciso, dónde va a parar. Don Marcelino no tendrá muchos estudios, pero a elegancia habrá pocos que le ganen.
De vuelta a casa, ya tranquilo porque lo de Caudé sigue su curso y no es todavía un fracaso, me he puesto a pensar en la logística inversa, y se me ha ocurrido una idea brillante, creo yo. Si lo de los aviones, que dios no lo quiera, se va al garete, por las razón que sea, podríamos aprovechar las instalaciones para reconvertir a los políticos. Ahora tenemos a muchos de ellos contaminando el país, cobrando unos sueldos indecentes por unos trabajos inexistentes, y unas pensiones vitalicias que sangran el erario. Podríamos instalar en Caudé contenedores de colores para recoger políticos inservibles, reciclarlos y devolverlos a la sociedad para que ejerzan la profesión que tenían antes de ser políticos. Este uso de la logística inversa nos permitiría un desarrollo sostenible que dejara a nuestros hijos y nietos un mañana mejor. Eso sí, que no se nos ocurra llamar achatarramiento al proceso. No la vayamos a joder una vez más.
Evaristo Torres Olivas
lunes, 20 de diciembre de 2010
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