“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 22 de octubre de 2010

Gastos de representación

En una noticia del Heraldo de Aragón, firmada por Luis Rajadel, me entero de que al teniente de alcalde pepero de Escucha, Valentín Salvador, lo van a juzgar por la presunta sustracción de 35 litros de gasóleo valorados en 400 euros. Joder, ¿qué gasóleo usan en Escucha? A más de once euros el litro, el gasóleo de Escucha debe de contener unos aditivos de la hostia. Seguro que lleva tropezones de jamón con denominación de origen, unas gotas de vino del Somontano, está perfumado con trufas de Sarrión y envejecido en barrica de roble americano y franchute. Y es que en Escucha tienen clase. El anterior alcalde, del PSOE, dicen que construyó un consultorio médico-casa-gimnasio a la altura de los mejores consultorios médicos-casas-gimnasios de Europa. Y para no desmerecer, porque no hay nada más cateto que ir al gimnasio con traje de pana y montado en una burra, dicen que el alcalde compró, con cargo al presupuesto municipal, un “peazo buga” de 54.000 euros, que conducía por las calles del pueblo. Los envidiosos no pueden comprender que al actuar así, el alcalde no hizo sino cumplir con su deber de representar a los ciudadanos que lo eligieron. Representar significa sustituir a alguien o hacer sus veces. Si un representante se zampa un solomillo, se bebe una botella de vino gran reserva o se desplaza en los mullidos asientos de cuero de un coche de alta gama, en realidad es como si todo eso lo disfrutáramos nosotros. Encima que nos representa, no pretendamos que lo pague de su bolsillo. Somos unos desagradecidos y unos criticones por naturaleza. Seguro que si un representante nuestro nos representara comiendo todos los días patatas cocidas, bebiendo vino peleón y conduciendo un coche de tercera mano propulsado por gasóleo barato, lo acusaríamos de miserable y roñoso. La única manera de acceder a ciertos lujos, aunque sea de forma vicaria, es mediante nuestros sufridos representantes. Esto lo sabía muy bien un señor de mi pueblo que, sin haber salido nunca de Villarquemado, contaba una y otra vez las maravillas de Barcelona. ¿Y cómo lo sabes tú, si nunca has estado en Barcelona?, le preguntaban. Pues porque me lo ha contado mi amigo Juan y es como si hubiera estado yo. Nuestros representantes son como nuestros amigos. Que sus gastos para nuestro bien corran de nuestra cuenta.

Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

1 comentario:

Anónimo dijo...

todo político se "beneficia" en relación directa a las posibilidades que le ofrece su entorno, es la corrupción por escalas.