“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 23 de mayo de 2023

Asientos, fotos y palmeros

 Me molesta que cuando asisto a ciertos actos culturales en Teruel, en edificios públicos, la primera o las dos primeras filas de asientos estén reservadas para los políticos. Entiendo que habrá que reservar algunos asientos para las personas que intervienen en el acto, ya sean políticos, escritores, pintores o cualquier otro. Pero no es así, están en primera fila porque son políticos. En bastantes ocasiones, he comprobado asientos vacíos que estaban reservados para los políticos que no han asistido y gente de pie que no se puede sentar. Imperdonable y repugnante. Un político, en actos que nada tienen que ver con su función, no debería contar con ningún tipo de privilegio. Que se mezclen con la gente y si llegan tarde al acto y ya no quedan asientos libres, que permanezcan de pie, como hacemos el resto de los ciudadanos. También me molesta, ahora que estamos en campaña electoral, que en los mítines de los partidos coloquen detrás del candidato que está hablando a grupos de personas que lo único que hacen es asentir a todo lo que dice, sonreír y aplaudir. Que haya gente que se preste a semejante circo es repugnante. Porque en los mítines nunca se dice nada concreto, solo insultos al adversario y generalidades. Chorradas, en definitiva. Da asquito comprobar que los partidos políticos emplean los mismos métodos para que les votemos que los fabricantes de bebidas carbonatadas que nos endiñan su “chispa de la vida” o “destapa la felicidad”. Con ligeras variaciones, todos cuentan lo mismo, palabrerío vacuo y eslóganes que nada dicen: “Por el cambio”, “defiende lo que piensas”, “un tiempo nuevo va a llegar”.  Si yo, cuando trabajaba y fijaba con mi jefe mis objetivos para el año, le hubiera dicho que mi objetivo principal sería “preparar un futuro de felicidad para todos los empleados”, habría durado en la empresa “lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks”, que cantaba Sabina. Pero a los políticos les da lo mismo; solo quieren tener asientos reservados, coche oficial, salir en las fotos y estar otros cuatro años más mangoneando. No todos, que los hay también honestos, pero sí un número importante que fuera de la política no tienen ni oficio ni beneficio.

Evaristo Torres Olivas

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