“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 21 de marzo de 2018

Discriminación (y 5)

He tenido muchos jefes a lo largo de mi vida laboral: el peor, una mujer cubana de Miami. He tenido muchos compañeros de trabajo: el peor, un negro canadiense. He tenido muchos amigos: el peor, un filipino de Manila. Me he encontrado con mucha gente a lo largo de mi vida: el más fanático, un alemán rubio y blanquito de Bremen. La persona más imbécil, una sueca de Gotemburgo. El más guarro, un colega blanco francés. La peor persona que he conocido, un elemento de mi pueblo y la persona más mentirosa y manipuladora, una elementa también de mi pueblo. Y si nos fijamos en las cualidades positivas, el reparto sería similar. Es decir, que lo bueno y lo malo están repartidos por igual entre sexos, nacionalidades, color de piel, edad, de ciudad, de aldea y cualquier otra clasificación de las personas que queramos hacer. Ni las mujeres son más sensibles que los hombres, ni los negros son mejores personas, ni los blancos más listos, ni las rubias son tontas y los calvos,  eminencias. Sin embargo, en nuestra sociedad nos han inculcado ciertas ideas y opiniones sin fundamento que son las que todavía hoy prevalecen en gran medida. A saber: los hombres sirven para mandar y las mujeres para obedecer. Los del norte son fuertes y trabajadores y los del sur, flojos y perezosos. La raza blanca es muy superior a todas las demás. Los ricos lo son porque han trabajado mucho y han ahorrado mientras que los pobres lo dilapidan todo y después quieren que los demás les solucionen sus problemas. También se nos ha inculcado que todo lo privado es mejor que lo público y que nuestra religión es la única verdadera. De acuerdo con estas falsas creencias, las empresas y los gobiernos deben estar dirigidos por hombres blancos, del norte, cristianos y ricos: Donald Trump. A estas aberraciones se llega cuando se parte de falsas premisas, de opiniones en lugar de datos contrastados. Como si a alguien se le dice que si se sube a un tejado con abanicos abiertos en sendas manos, los mueve con fuerza y se tira al vacío, volará como los pájaros.  Cierto, como pájaros de escayola o con plomo en las alas.

Evaristo Torres Olivas
Hombre rico blanco del Norte

No hay comentarios: