“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 26 de enero de 2016

Asco

Se puede ser mordaz, duro, incisivo, provocativo con las ideas o las personas que a uno no le gustan. Pero nunca chulo, prepotente ni amenazador. Y menos cuando se presume de ser persona letrada. A mí las personas que con sus palabras o sus actitudes se comportan como pistoleros de banda mafiosa me producen asco. Y si proceden de mi tierra, además de asco, rabia. Es el caso de Federico Jiménez Losantos. Somos pocos en Teruel, pero personajes como este nos avergüenzan. Parecerá una estupidez, pero cuando voy a Madrid,  digo que soy de Teruel y me responden que la tierra de Buñuel,  me siento orgulloso, como si la circunstancia fortuita de haber nacido en la misma provincia me dotara, no se sabe por qué extraña razón, de una parte del genio del calandino. Todo lo contrario que  cuando me responden, con  bastante frecuencia, que soy de la misma provincia que Jiménez Losantos. Me molesta, me cabrea. La última barbaridad de Losantos,  hace apenas unos días, es tan salvaje que hace pensar si más que ser una mala persona no será que padece algún trastorno psiquiátrico. No solamente llamó “zángano “a Rajoy y “mozo de mulas” a Pedro Sánchez”, que no dejan de ser calificativos de mal gusto, sino que a continuación añadió que Podemos “es el único partido que a mí me suscita odio de clase. O sea, yo es que veo a Errejón, a la Bescansa, a la Rita Maestre y me sale, me sale... el monte, no el agro, el monte. O sea, si llevo la lupara, disparo. O sea, menos mal que no la llevo". En un medio público no se pueden decir esas barbaridades y que queden impunes. Es un claro ejemplo de matonismo. De algo que pertenece a otros tiempos, a la oscura noche de la dictadura franquista y no a las sociedades democráticas. Desgraciadamente, ayer, otro personaje despreciable, de la misma tendencia ideológica que Losantos, el aspirante a presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, declaró: “Tengo a la gente más leal. ¿Alguna vez habéis visto algo así? Podría pararme en mitad de la Quinta Avenida y disparar a gente y no perdería votantes". Vivimos en sociedades enfermas en las que individuos que deberían recibir tratamiento médico se convierten en líderes aclamados del periodismo y de la política.

Evaristo Torres Olivas

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jiménez Losantos, probablemente, esté psiquiátricamente sano; pero una persona puede tener una mente enferma y estar en buenas condiciones psicológicas y psiquiátricas.

Lo peor es que, por mucho asco que dé, sabe que su palabras las atiende bastante gente. Una parte importante de estas personas con un grado de "confianza" en él más bien elevado. No son amigas de contrastar lo que dice, ni siquiera, parcialmente, con otros periodistas de derechas.

Lo que ha dicho es fascismo. Es recuperar los "usos" fascistas para tratar a todo lo que se les hace intolerable.

Lo peor, como decía, es que la gente que, con alegría, dispararía sobre dirigentes o, más probablemente, militantes de Podemos (u otras "piezas" de otras organizaciones), existe. Y si no lo hacen, algunos, es por los "inconvenientes" penales. Esa gente existe, alguno barajará los pros y los contras... por si acaso, porque lo pide el cuerpo. Y parte de estas personas incluso tienen armas de fuego en su casa, y no hablo sólo de escopetas y fusiles de caza.

Es probable que nadie siga su consejo al pie de la letra, aunque haya puesto a mucha gente en la diana, pero sí contribuye a encabronar a unas personas contra otras y, sobre todo, a imposibilitar cualquier intento de comprensión mutua. Quiere que entiendan sus oyentes a quienes hay que tratar como enemigos. Buscando, aparte de su desahogo personal al verbalizar un deseo, que cualquier cosa que un enemigo diga ya no se procesa mentalmente, se rechaza sin más.
Y no necesitaban mucho acicate ya.

Un precedente muy peligroso.

Anónimo dijo...

El susodicho, Federico G.L,tiene un gran problema,su gran complejo de
inferioridad.Lo tiene desde que era muy joven.Eso y otras cosas le hacen ser como es
y decir lo que dice.El problema es que que influye en otra gente,bastante gente.

Anónimo dijo...

¿Federico G.L.? ¿Se refiere a Federico García Lorca?