Evaristo Torres Olivas
martes, 15 de diciembre de 2015
Ni te voto ni te beso
Me ha escrito una carta Pedro Sánchez, o Pdr Snchz, como se
identifica en las redes sociales. Una carta personalizada, en la que me llama
“estimado Evaristo” y me da las “gracias” porque “con el trabajo y esfuerzo de
toda una vida, tú y toda tu generación cambiasteis de arriba a abajo [sic]
este país”. Además de las cartas mal escritas, con faltas de ortografía
como la que me manda Pedro Sánchez, me indigna el uso perverso de los censos
electorales. Hoy, mediante el uso de la informática y dinero, se pueden hacer
estas cosas: enviar a los domicilios cartas en las que el remitente parece que
te conoce de toda la vida y, además de tu nombre y domicilio, conoce tu edad y
la marca de calzoncillos y de champú que
usas. Pdr Snchz me pide el voto, el muy
pedigüeño. Ignora que el voto, al igual que un beso de amor, no se le da a
cualquiera y que a ninguno ni a ninguna le interesa votar y besar por frivolidad. Para que no se haga ilusiones, he contestado
a su carta y le he dicho que me borre de su listado y que se ahorre la molestia
y el dinero que les cuesta enviarme cartas que para lo único que me sirven es
para encender la estufa en invierno o para algo más escatológico. Le he dejado claro que jamás daré mi voto a un
partido como el PSOE que lo va a utilizar para cambiar la Constitución a favor
de los bancos y de los usureros; para que Pedro Sánchez lo utilice para
colocarse en Telefónica, Endesa, Gas Natural, Red Eléctrica o cualquier otra
empresa o banco, como antes lo hicieron Felipe González, Elena Salgado,
Trinidad Jiménez, Luis Solana, Luis Atienza
y decenas de otros exministros, diputados y militantes del PSOE. Para que el señor Sánchez vea que tengo
sentido del humor, le he escrito
que, imitando a la hija de don Juan
Alba, que “se metió a monja en el convento de la calle La Paloma”, yo, antes que votar al PSOE me meto “a fraile” en
cualquier monasterio con vistas al mar, o me convierto en judío ortodoxo, de
esos que llevan tirabuzones, kipá, gabardina negra y sombrero elegante. Me he
despedido de Pdr Snchz con mucha
educación, pero también con mucha
firmeza, para que no se haga ilusiones:
Pdr, ni te voto ni te beso.
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Títeres sin cabeza
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