“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Los prejuicios y la fama

Leí hace unos días un artículo en un suplemento dominical. Creo que la autora es Rosa Montero. En el artículo se habla de los prejuicios contra las mujeres. Cuenta un experimento en una universidad de Estados Unidos—parece ser que los experimentos si no se hacen en una universidad norteamericana no tienen ningún valor—, en el que se habían enviado dos historiales profesionales (curriculum) exactamente iguales, con excepción de una cosa: uno correspondía a una mujer llamada Jennifer y el otro a un señor, de nombre John. Se distribuyeron los dos historiales a dos grupos de expertos, hombres y mujeres, y se les pidió que valoraran, del 1 al 10,  la  valía del candidato y le asignaran un salario si hubiera que contratarlos. El resultado: John fue valorado bastante mejor que Jennifer y su salario, en consecuencia, fue fijado en una cantidad superior. Así somos, o así nos han educado. Pero no solamente a valorar más a los hombres que a las mujeres, sino a apreciar más  una cosa en función de quién sea su autor. Les propongo un  ejercicio. Escriban en un papel las siguientes palabras: La vaca Paca se tumba en una hamaca y el Dinosaurio Dino se tumba debajo de un pino. A un grupo de amigos le dicen que esos “versos” los ha escrito un niño de nueve años; a otro grupo que la autora es la poetisa Gloria Fuertes; a un tercero, que son palabras de Pablo Neruda; y finalmente que los escribió un primo un día de borrachera en las fiestas del pueblo. Pídanles su opinión y se sorprenderán. Tal vez donde más se note la importancia del autor en la valoración de una obra sea en el arte: una pintura cualquiera puede ser una mierda o una obra maestra según la firme Picasso o Silvia Pérez. Esto no es nada nuevo y es algo que la publicidad utiliza desde siempre. Ser famoso, ser conocido, salir en televisión, es suficiente para que cualquier cosa que hagas pase a tener un sello de calidad y obtenga el reconocimiento del público. Así, Belén Esteban puede vender ejemplares a mansalva en la Feria del Libro, Paquirrín llenar plazas con sus exhibiciones de pinchadiscos, o un refresco negro de agua con medio kilo de azúcar vender millones de botellas y latas porque se anuncia en la tele y es “la chispa de la vida”.

Evaristo Torres Olivas

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