“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

domingo, 27 de diciembre de 2015

La cabeza llena de pájaros

Con esta columna me despido hasta el 7 de enero. Aprovecho para desear a todos los lectores que el año 2016 sea mejor que el 2015 y que el nuevo gobierno sea mejor que el que hemos tenido en los últimos cuatro años.

Estamos en Navidad, fechas en las que además de ponerse hasta las orejas de comer, beber y consumir, algunos aprovechan para decir tontadas. Como el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández. En estos días, no se le ha ocurrido otra cosa que soltar en una carta las siguientes chorradas, entre otras muchas:"Todo hijo tiene derecho a nacer del abrazo amoroso de los esposos, que no puede sustituirse nunca por la pipeta de laboratorio (fecundación in vitro). Precisamente porque la persona se constituye por la relación -así nos lo muestran las personas divinas-, el hijo tiene derecho a proceder de una relación de amor entre sus padres, y nunca como fruto de un aquelarre químico de laboratorio". Vamos a ver, alma de cántaro, perdón, señor obispo, cuando una pareja decide acudir a un laboratorio para tener un hijo no es porque no quieran darse abrazos amorosos, que, dicho sea de paso, los abrazos no preñan, sino por alguna causa médica o biológica (o porque se trata de parejas del mismo sexo). Por otra parte, señor obispo, su empresa, la iglesia, no está en condiciones de dar lecciones a nadie sobre el mejor método para tener hijos. Porque el fundador, según recoge el libro gordo de su religión, nació por obra y gracia de un espíritu santo que,  según nos contaban en el colegio, no era un señor sino una paloma (ni siquiera era palomo). No nació del abrazo amoroso de María y José, sino por un método que no quiero ni imaginar (en mi libro de religión de la escuela había un dibujo de María y una paloma encima de su cabeza y todos sabemos lo que hacen las palomas cuando están encima de nuestra cabeza). Si Demetrio Fernández, el obispo,  llama a la fecundación in  vitro “aquelarre químico de laboratorio”, sin ningún respeto por la ciencia y el progreso,  que no se queje si calificamos sus dogmas de cuentos infantiles. Resulta más creíble y más humano que una criatura nazca en un hospital, ya sea concebida de forma natural o in vitro, a que sea engendrada por una paloma y transportada a casa por una cigüeña desde París. Y es que algunos tienen muchos pájaros en la cabeza. 

Evaristo Torres Olivas

2 comentarios:

Martín dijo...

El desprecio de este imbécil de obispo hacia sus semejantes es difícil de calibrar... caridad cristiana, se llama.

Anónimo dijo...

Bueno, además, "el abrazo amoroso de los esposos", en todo caso, indicará amistad entre hombres o relación sexual y/o de pareja entre hombres. Y, por supuesto, tampoco engendra criaturas.
Eso sólo puede venir, y viene, de la relación sexual entre un hombre y una mujer, con amor o sin amor; o, precisamente, del laboratorio.

En todos los casos, el "producto" es una persona, indistintamente. ¿O no, Demetrio?