El pinto, pinto, gorgorito y las alforjas

La psicología social y la sociología han estudiado en multitud de experimentos la manipulación. Y de hecho, grandes expertos en estas materias trabajan en publicidad, herramienta de manipulación por excelencia. Ser una marca conocida, o figurar primero en una lista, el llamado efecto orden, son estrategias muy utilizadas para manipular. De hecho, las empresas gastan miles de millones para crear y dar a conocer una marca; gastan miles de millones para conseguir salir en los primeros lugares en un buscador como Google (20.000 millones de dólares solo en Estados Unidos). Veamos un ejemplo. Supongamos que reunimos a un grupo de personas y les decimos que les vamos a regalar un ordenador. Les damos a elegir entre las siguientes marcas: Apple, Sinmarc, Nochut, Kaput y Rotur. Salvo algunos que se molestarán en leer las características de cada uno, la gran mayoría eligirá Apple. Porque es la marca conocida. Supongamos ahora, que además del ordenador les damos a elegir todos los accesorios que quieran: fundas, cámaras, proyectores, así hasta 60. Esos accesorios vienen ordenados también en grupos: los que recomienda Apple, los de Sinmarc, de Nochut, etc., aunque a la gente se le dice que no es obligatorio elegirlos todos del mismo grupo: pueden llevarse la cámara recomendada por Apple, el proyector de Nochut y la funda de Rotur.  Bien,  pues los hechos demuestran que la inmensa mayoría se llevará los accesorios recomendados por Apple. Es decir, que bajo el paraguas de una marca muy conocida se cobijan otras que no las conoce nadie pero al ir con el líder se benefician de su fama. La sabiduría popular, experta en  psicología social y en sociología, llama a eso arrimarse al sol que más calienta o quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija. Esto es una práctica muy común entre marcas que no compiten entre sí, que son complementarias. Por ejemplo si una marca de ron, La Mulata, que no conoce ni dios,   le suelta una buena pasta a la Coca Cola, o el dueño de ron  La Mulata es muy amigo del jefazo de la Coca Cola o de su director de marketing, y se anuncian juntas con algo así como Coca Cola recomienda para sus cubatas ron La Mulata, la gente elegirá ese ron antes que otros igualmente desconocidos.

Cambiemos ahora de juego. Supongamos se convocan unas primarias para elegir los candidatos que  se presentarán a las elecciones. Las diferentes listas las encabezan  George Clooney, Susana Martínez, Rogelio Marín, Norberto de Pedro y Ana Miró.  A cada  uno de estos jefes de lista le acompañan un grupo de persona en un orden determinado. Se le dice a la gente que puede escoger a candidatos de diferentes listas o de la misma lista. No es obligatorio que elijan un número determinado de candidatos: pueden seleccionar uno, dos, tres o todos. Bien, pues puedo decirles sin lugar a equivocarme que más del 85 por ciento de las personas elegirán a George Clooney y a la lista completa por él recomendada. La lista plancha. ¿Y cómo se forma esa lista de George Clooney? ¿Pagando? No, no creo. ¿Siendo amigo de George o de alguien que es amigo de un amigo de George? Sí, en bastantes casos, así es. ¿Por méritos? Sí, puede haber algunos que están en las listas porque son gente muy competente.  En definitiva, quien a buen árbol se arrima…

Lo peor de todo esto es que algunos partidos  pretendan  vender unas primarias mal hechas como algo muy democrático que los distingue de   los demás. Porque si a todo lo explicado más arriba añadimos que las votaciones se realizan por Internet, sin conocer los censos y basadas únicamente en la buena fe y la confianza, sin ninguna garantía  de que nadie ha manipulado los resultados, creo que tampoco hay motivo para sacar pecho. Jugar con ventaja, utilizar herramientas de manipulación no es juego limpio. Y para colocar en una lista a personas sin experiencia, sin respetar la paridad e incluso sin haber pisado el territorio por el que se presentan, no son necesarias las primarias. Con el pinto, pinto, gorgorito acabaríamos antes y obtendríamos  los mismos resultados arbitrarios. Para algunos viajes no son necesarias alforjas.

Evaristo Torres Olivas

 P.D.: Manipular: Intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares.