“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 16 de septiembre de 2015

La puta tradición

En Tordesillas se ha matado otra vez a un toro por tradición. La tradición del Toro de la Vega. En España, en nombre de la tradición se cometen todo tipo de salvajadas. Que unos energúmenos maten a un toro con una lanza, no para defenderse de un ataque, ni para alimentar a la familia, sino para divertirse, se considera una tradición. También tirar una cabra desde un campanario se considera tradición. Otra bonita tradición de este país consistía en que los maestros enseñaran las primeras letras y los curas el catecismo a hostia limpia, pronunciando el tradicional refrán de que la letra con sangre entra. Por tradición tampoco se podía comer carne en cuaresma, salvo que pagaras el peaje, ni tampoco abrir una cuenta bancaria si eras mujer. Y hablando de la mujer, también era una tradición más o menos aceptada que el marido pegase a la mujer y que el amo abusara de la criada. Y es que por tradición la mujer ha sido siempre considerada inferior al hombre. Algo hemos avanzado  eliminando algunas salvajadas tradicionales. Hasta no hace mucho, maltratar a un perro, ahorcarlo o pegarle un tiro estaba dentro del catálogo de las tradiciones. Hace un par de años, aquí en Teruel se enjuició y condenó a un farmacéutico turolense por producirle quemaduras a su perro con ácido. ¿Qué diferencia hay entre clavar una lanza a un toro y  ahorcar a un perro? ¿Acaso el toro es más tradicional que el perro? Esa parece ser la opinión del alcalde socialista de Tordesillas y también de la lumbrera del ministro de Justicia del PP. Ambos han declarado que el Toro de la Vega es una tradición histórica y cultural. Aquí el secreto está en añadir el sustantivo o el adjetivo tradición y tradicional para convertir la barbarie en algo permitido y hermoso. Así, podríamos hablar del rebanado de clítoris tradicional, de la tradición de la violación, del maltrato tradicional. Y si a la tradición le añadimos la cultura y lo cultural, entonces podemos llegar a la cultura del asesinato tradicional o a la lapidación cultural por tradición.

Evaristo Torres Olivas
 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hacer algo por el mero hecho de que se viene haciendo desde mucho tiempo atrás (a veces, ni eso) no tiene ningún sentido.

Algunas de las causas de que se perpetúen las tradiciones son el "temor a perder algo mío / nuestro", la actitud primaria de defensa ante quien quiere eliminar o cambiar las cosas sin pararse a pensar si lo que se pretende conservar "vale" para algo al conjunto de la población. Esto se ve bien con todo tipo de nacionalismos: ¿cuánta gente se ha preguntado si "vale para algo" la existencia de naciones (no sólo de la "suya" en concreto) o, más bien, el ser humano podría prescindir de ellas perfectamente?
Enlazando con esto, algunas tradiciones también se hacen perdurar debido a que se asocian desde a la "tribu" local de una población cualquiera hasta a la "tribu" de la nación imaginaria de turno o, incluso, ámbitos aún más amplios. Un buen ejemplo es la prohibición catalana de celebrar corridas de toros pero permitir que sigan los "correbous" y otros maltratos taurinos callejeros. Las corridas se consideran "tradición de la tribu llamada española", sin embargo, los correbous se consideran "tradicionales de (parte de) la tribu llamada catalana"; en ambos hay maltrato animal, pero el maltrato animal "propio" es permitido por los legisladores, mientras que el "ajeno" se elimina. Obviamente, al toro lo único que le puede importar es que no le maltraten bajo ningún pretexto, y se dejen de estupideces.


También ayuda a continuar con las tradiciones el hecho de la pereza mental que, en mayor o en menor medida, tenemos todas las personas. Pensar cuesta esfuerzo, continuar haciendo lo mismo, no. Esto puede explicar parcialmente muchas acciones y omisiones de nuestra vida individual y colectiva. Quizá podría parecer una causa menor, pero si miramos atrás y vemos la tremenda fuerza que llega a tener la inercia en determinados asuntos, no puede despreciarse esta causa.

Seremos animales racionales, pero somos mucho más animales que racionales... tanto en los sentidos "buenos" de la palabra, como en los "malos".